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El euro se acerca a su máximo tras la decisión de Greenspan de no respaldar al dólar

La Reserva Federal de EE UU alaba la depreciación e insta a los exportadores a aprovecharla

La cotización del euro llegó ayer a 1,2847, la más alta desde el máximo de 1,289 del 12 de enero pasado, después de que el presidente de la Reserva Federal (banco central) de EE UU, Alan Greenspan, alentara a los empresarios estadounidenses a aprovechar la debilidad de la divisa. Con esta exhortación de Greenspan se desvaneció para Europa cualquier esperanza de que EE UU tuviese la mínima voluntad de poner freno a la depreciación de su moneda. La situación inquieta al Banco Central Europeo (BCE), que ayer insistió en sus advertencias contra "la excesiva volatilidad" de los tipos de cambio.

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Poco efecto parecen haber tenido las palabras que pronunció al final de la reciente cumbre del G-7 en Florida el ministro de Finanzas italiano, Giulio Tremonti: "Europa tiene lo que quería" para frenar la depreciación del dólar frente al euro, con el rechazo por parte del G-7 de la "excesiva volatilidad" de los tipos de cambio. Tremonti hizo esta declaración arropado por sus homólogos de Francia, Francis Mer, y de Alemania, Hans Eichel... Pero ni por ésas, nadie oyó el mensaje.

Ayer, el euro llegó a cotizar a 1,2847 dólares, su precio más alto desde que el 12 de enero pasado llegara a 1,289; y las perspectivas entre los analistas consultados son que el tipo de cambio de la moneda europea alcance los 1,30 dólares en las próximas semanas. Y es que el mercado de divisas ni se cree las intenciones del G-7 ni las advertencias del BCE, que en su informe mensual publicado ayer repitió su advertencia contra "las variaciones excesivas" de los tipos de cambio y subrayó la importancia de su estabilidad

Cómo no van a hacer caso omiso de esas advertencias, si los ministros de la zona euro que están en el G-7 no sólo no lograron que el grupo se hiciera eco de sus temores por la depreciación del dólar, sino que, además, el hombre fuerte de la política monetaria estadounidense, Alan Greenspan, ayer habló de las bondades de la depreciación sobre todo para los exportadores.

En su intervención ante el Senado de ayer, Greenspan siguió mostrándose impasible a la hora de evaluar el impacto por la debilidad del dólar en el mercado de divisas. Y las pocas veces que se refirió a este asunto en sus dos días de intervenciones ante el Congreso y el Senado lo hizo para restar dramatismo al asunto, mientras el euro se acercaba a un nuevo récord histórico de enero. "No es algo por lo que estemos muy preocupados ahora", aseguró. En primer lugar, Greenspan explicó que la fuerte la moneda respecto a sus principales rivales está siendo "gradual" y sin "efectos adversos" en los mercados de capitales en EE UU. El dólar se ha depreciado un 13% desde principios de 2002 frente a las divisas más importantes del mundo. Segundo, alabó las bondades de una divisa débil a corto plazo en la economía de EE UU al afirmar que los inversores siguen percibiendo el país como un lugar "excelente" para invertir, a pesar de los bajos tipos de interés.

Con estas declaraciones, Greenspan echó por tierra cualquier esperanza de apoyo pública en nombre de la Fed a favor de una moneda fuerte y se puso en línea con la visión de la Casa Blanca, en la que una moneda débil ayuda a sostener la recuperación mientras no haya riesgos inflacionistas por la subida del precio de las importaciones.

En este sentido, indicó que la depreciación actual podría ayudar a contener el déficit por cuenta corriente, "porque los productores extranjeros exportarán menos hacia EE UU". Y a su vez, dijo, "las compañías estadounidenses encuentran el mercado de las exportaciones más receptivo". "Hasta la fecha, el déficit por cuenta corriente se ha financiado sin dificultades", remachó. Ayer se conoció que el déficit federal estadounidense alcanzó en enero los 1.400 millones de dólares, frente al excedente de 10.600 millones de dólares registrado en enero de 2003.

La CEOE, preocupada

Los problemas de un dólar débil, según Greenspan, podrían llegar más a largo plazo si no se reduce el déficit y los riesgos de un frenazo en la compra de activos en dólares por parte de inversores extranjeros.

Por otro lado, la patronal CEOE aseguró que el crecimiento económico no está exento de "riesgos e incertidumbres". Esos riesgos radican en "el exceso de consumo e inversión de los hogares, particularmente la inversión inmobiliaria, así como el creciente endeudamiento familiar". En su último informe sobre la situación económica, CEOE reclama "nuevas actuaciones de política económica encaminadas a aumentar el potencial de crecimiento y convertir los riesgos en oportunidades", informa Servimedia.

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