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La galería que dirige María Porto despide dos veces a una embarazada

La galería Marlborough, de Madrid, que dirige María de la Hoz Porto, compañera sentimental del ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, ha despedido dos veces en los últimos cinco meses a una trabajadora embarazada, Macarena Gavira Vázquez de Parga, de 31 años, licenciada en Historia del Arte y responsable del Departamento de Obra Gráfica de la empresa desde septiembre de 2002.

El primer despido se produjo el 31 de octubre de 2003, cuando la trabajadora llevaba una semana de baja por "amenaza de aborto", según consta en el certificado médico expedido el 24 de octubre de 2003 por la clínica Santa Elena, de Madrid, en el que se dice que Gavira estaba embarazada de 9 semanas. El abogado Asís Zumárraga, su portavoz, afirma que la crisis se produjo "por el estrés que le produjeron los comentarios de Porto cuando le anunció el embarazo".

Porto dijo ayer que "los despidos no han sido por embarazo, sino por incompetencia", y añadió: "La Marlborough es una galería de mujeres, y al menos cinco hemos tenido niños aquí sin ningún problema". Luego, añadió: "Cuando la echamos no estaba embarazada", y se remitió a su abogado, Eugenio Romero, que insistió en que la Marlborough emplea a un 90% de mujeres y matizó que las empleadas que han tenido hijos son tres.

Curiosamente, fue la misma Porto quien firmó la carta de despido, en la que admitía su improcedencia y decía: "Las razones que motivan dicha extinción obedecen al volumen de ausencias que se van a producir como consecuencia de su periodo de reposo, derivado de su situación de baja médica".

Readmisión y "acoso"

Gavira reclamó la nulidad del despido y el juicio se fijó el 3 de febrero.

Según admite Serrano, la empresa aceptó que "las cosas se habían hecho mal en la forma y el fondo" y por eso reconoció la nulidad y readmitió a la trabajadora con su mismo puesto de trabajo. Al día siguiente, 4 de febrero, Gavira se reincorporó a su puesto. Según Zumárraga, "fue objeto de acoso laboral constante: se le denegó el acceso a su puesto y se le presionó para aceptar tareas inferiores. Porto le mandó hacer un inventario en el sótano y la cocina y realizar labores de recepcionista".

La trabajadora se negó y se quejó a la empresa mediante burofax el 6 de febrero. Una hora y media más tarde volvió a ser despedida mediante otro burofax firmado por Porto, que le acusaba de indisciplina, pero reconocía que su puesto estaba ocupado por otra persona (según Zumárraga, un estudiante de Historia del Arte) y, de nuevo, admitía la improcedencia.

El día 7, Gavira recayó y acudió a urgencias de Santa Elena. Le diagnosticaron "estado de ansiedad por problemas laborales", le recetaron un tranquilizante (Diazepán) y le mandaron reposo durante 48 horas. En este momento, Gavira sigue de baja y se encuentran pendientes de resolución el incidente por el que exige que la primera readmisión sea declarada irregular, y una demanda que solicita la nulidad del segundo despido.

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