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Una presa francesa, obligada a dar a luz esposada a la cama

Una vigilante la ató para impedir su fuga

Una mujer embarazada, presa en la cárcel de Fleury-Mérogis (en las cercanías de París), fue excarcelada en la noche de fin de año y conducida a un hospital para dar a luz, lo cual hubo de hacer esposada a la cama para impedir todo riesgo de fuga. "Mientras la mujer empujaba para que el niño saliera, estaba amarrada a los barrotes de la cama", confirmó ayer un médico del hospital, horas después de que la escandalosa información fuera difundida por el Observatorio Internacional de Prisiones (OIP).

La mujer fue trasladada al hospital bajo custodia y estaba previsto que una vigilante permaneciera a su lado durante el parto. La presa se negó. La funcionaria de prisiones aceptó marcharse, pero antes de hacerlo, colocó a la parturienta las esposas y le amarró a unos pequeños barrotes situados en la cabecera de la cama. La mujer, cuyo nombre no ha sido revelado, dio a luz a un niño del que sólo se sabe que se encuentra bien.

Esta vez, la indignación del equipo médico del hospital fue tanta que la información llegó al Observatorio Internacional de Prisiones. Pero no parece más que la punta del iceberg: esa misma organización no gubernamental ha formulado otras denuncias anteriormente sobre las condiciones de las prisiones francesas, muchas de ellas instaladas en vetustos edificios donde se hacinan unos 58.000 presos, con ocupaciones medias que sobrepasan el 125% de su capacidad.

El ministro de Justicia, Dominique Perben, no ha podido defenderse esta vez. Ayer admitió que esposar a una mujer mientras da a luz es "absurdo". A última hora de la tarde, su departamento informó de que ha dado instrucciones a la Administración Penitenciaria para que "las mujeres puedan dar a luz dignamente" y que su vigilancia sea asegurada "desde el exterior de la sala de parto".

Esa reacción desde el ejecutivo no ha frenado la tempestad política. El ex primer ministro socialista, Laurent Fabius, exigió al actual titular del cargo, Jean-Pierre Raffarin, que "se explique inmediatamente" sobre "este asunto inaceptable, impropio de una democracia". Y el Partido Comunista pidió al Consejo Nacional de Ética que desautorice una práctica nada inhabitual. La OIP tuvo conocimiento de otro grave asunto, en marzo de 2002, cuando un preso de 73 años de edad fue esposado tras sufrir una intervención quirúrgica. Siempre según esta ONG, el Estado francés ha sido condenado una vez por el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, a causa de tratos inhumanos a un hombre que fue encadenado por uno de sus tobillos a la cama en que pasó la noche anterior a una operación.

El caso de la mujer presa ha cobrado mayor repercusión al hallarse Francia en vísperas de la huelga general de abogados, convocada para hoy en protesta por el último proyecto de ley de medidas represivas, que permite a la policía colocar instrumentos de escucha en domicilios privados, introduce en Francia el procedimiento norteamericano de "declararse culpable" y aumenta el tiempo de detención en el que no hay derecho a asistencia letrada.

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