El príncipe Carlos visita por sorpresa a sus tropas en Basora
El príncipe Carlos de Inglaterra realizó ayer una visita sorpresa de seis horas a las tropas británicas en Irak, de la que sólo se tuvo noticia una vez que el heredero abandonó el país. En medio de un gran secretismo, el príncipe Carlos llegó en avión a Basora (sur de Irak), sede de los 10.000 soldados del Reino Unido, desplegados en el país, desde la caída del régimen de Sadam Husein.
Durante su visita, el príncipe trató de infundir ánimo a los soldados y se entrevistó con líderes locales. "Normalmente no llevamos al príncipe a lugares tan peligrosos, pero las tropas necesitaban ánimos", apuntó un portavoz de Carlos de Inglaterra.
El heredero pasó revista a las tropas, charló animadamente y bebió café con los responsables locales. "Pienso que ha sido una buena ocasión para que el príncipe se reuniera con una muestra de la sociedad iraquí. Ha pasado un buen tiempo hablando con los invitados", aseguró Dominic d'Angelo, portavoz de la coalición angloamericana en Basora.
Durante la visita a Irak, Carlos de Inglaterra vistió dos atuendos diferentes; un traje gris para entrevistarse con los representantes iraquíes y un uniforme de camuflaje, como jefe del Real Regimiento de Gales, para reunirse con las tropas.
Ha sido una de las escasas visitas de un miembro de la familia real británica a un país, que en 1932 logró la independencia de Gran Bretaña y la primera desde que concluyó la guerra de Irak.
El pasado 4 de enero visitó Basora el primer ministro británico, Tony Blair, también por sorpresa, después de que viajara a Irak el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el día de Acción de Gracias, en un viaje que tampoco fue anunciado. José María Aznar acudió por sorpresa el pasado 20 de diciembre a la base de Diwaniya para dar ánimos a los soldados españoles.
