Atenas lleva a Lausana una muestra de la fabulosa colección de la Galería Nacional

Tras haber acogido la muestra antológica de los Tesoros de Barcelona, en 1986, o las obras maestras del Museo de Grenoble, en 1993, es ahora el turno de las colecciones de la Pinacoteca Nacional de Atenas, cuyos fondos han sido alimentados gracias a numerosas donaciones de mecenas y artistas de la diáspora griega hasta llegar en la actualidad a un fondo superior a las 10.000 piezas. Traer esta muestra a Lausana, sede del Comité Olímpico Internacional, en el año de los JJ OO de Atenas, no es casual: forma parte de una intensa campaña de promoción de la cultura griega.

Las colecciones de la Pinacoteca Nacional de Atenas, que pueden visitarse en la sede de la Fundación de l'Hermitage (www.fondation-hermitage.ch), en Lausana, hasta el 31 de marzo, proponen un recorrido por varios siglos de arte bizantino, griego y europeo.

Entre las obras de mayor interés de la colección cabe destacar el mítico El concierto de los ángeles, obra póstuma de El Greco, realizada hacia 1614 e inacabada. Este gran cuadro fue realizado en Toledo con destino a la capilla del hospital de San Juan Bautista y constaba en su momento de dos partes: La Anunciación y El concierto de los Ángeles, siendo ambas separadas de forma inexplicable en el siglo XIX y acabando, respectivamente, en la sede de un conocido banco madrileño y en la Pinacoteca Nacional de Atenas.

Digno de mención es tambien el Episodio de la guerra de Grecia (1856) de Delacroix, fruto de su fascinación por la causa de la independencia helénica a pesar de no haber estado nunca en el país. Forma parte esta tela del ciclo dedicado a esta guerra, como las Escenas de la masacre de

Scio, de 1824, que le consagrarían como adalid del movimiento romántico, o Grecia bajo las ruinas de Misolongi, de 1826.

Dentro de la sección de pintura europea se encuentra un magnífico ramillete de maestros occidentales que abarca desde el siglo XIV hasta el XIX. Encontramos importantes obras de la escuela italiana (Gianbattista Tiepolo, Cecco del Caravaggio), francesa (Jacques Linard, Henri Fantin-Latour) e incluso holandesa (Pieter Aersten, Jacob Jordaens).

Cierra esta muestra una amplia selección de dibujos de enorme calidad que sólo en los últimos años han comenzado a ser debidamente catalogados por el Museo de Atenas.

El retrato de estilo bizantino San

Pedro, de El Greco, formaba parte de una serie de retratos de apóstoles y, anécdota curiosa, fue adquirido en el año 1994 gracias a una colecta pública del pueblo griego bajo el lema Un café por un Greco, según comenta la comisaria de la muestra, Sylvie Wuhmann.

La sección de pintura griega abarca desde el siglo XV, con sus pinturas religiosas de estilo tardobizantino hasta la Escuela de Munich, cuando la relación entre la ciudad alemana y Grecia se vio reforzada gracias al reinado de Otón I. Ahí se exponen obras de pintores emblemáticos helénicos como Francesco Pige, Nikolaos Gysis o Giorgios Avlikos, entre otros.

Entre las telas posteriores a 1830, año de la independencia griega, es interesante destacar la serie de retratos de la burguesia helénica del siglo XIX, del artista de origen tirolés Francesco Pige, de un especial valor sentimental para el pueblo griego, dados los siglos de dominación otomana que intentaron borrar su memoria nacional.

La exposición, que ha sido posible gracias al sostén de la Fundación Stavros Niarchos y el Crédit Suisse, permite conocer la sede de la Fundación l'Hermitage, una casa de fin de semana del siglo XIX donada por la familia Bugnion que está enclavada en unos jardines desde los que se tiene una magnífica visión del casco antiguo de Lausana que, en sí, ya justifica la visita al museo.

Para los que no lleguen a tiempo a Lausana, siempre queda la posibilidad de ver estas obras en su hogar de Atenas, durante los Juegos Olímpicos, a partir de este verano.