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Los participantes en el congreso de las familias denuncian el fracaso en la lucha contra el maltrato

Los expertos piden que la violencia hacia las mujeres se estudie en las universidades

Tereixa Constenla

Los participantes en el Congreso Internacional de las Familias, que se clausuró ayer en Sevilla, alertaron sobre el fracaso de los poderes públicos en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, patente en la siniestra sucesión de víctimas: 102 muertas desde enero de 2003. La magistrada Inmaculada Montalbán señaló que estos casos revelan que "las instituciones somos incapaces de ir frenando el problema". La presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, Ana María Pérez del Campo, aseguró que "un pueblo que consiente esta barbarie no es un pueblo democrático".

Ana María Pérez del Campo arremetió contra los obispos, a quienes exigió "respeto" para las mujeres y a quienes reprochó su doctrina: "Mientras éramos golpeadas, el consejo que recibíamos era aguantar y abnegación". Pérez del Campo aseguró que el ideario cristiano, al incentivar la obediencia femenina al hombre o culpabilizar a Eva de todos los males, "coloca el caldo de cultivo suficiente para que se desarrolle el germen de la violencia".

En su intervención ante los asistentes al Congreso Internacional de las Familias, celebrado en Sevilla, la presidenta de la Federación Estatal de Mujeres Separadas y Divorciadas alertó sobre la distancia entre la teoría -"nadie discute ya que la mujer sufre violencia por el hecho de ser mujer"- y la práctica. "Se encasilla a las maltratadas en un perfil y si no entran, no pueden serlo", dijo en alusión a una sentencia dictada en Barcelona en la que se argumentaba que la manera de vestir y de conducirse de la víctima no concordaba con el perfil de maltratada.

Para combatir el fenómeno reclamó la incorporación del estudio del maltrato en la universidad para formar especialistas en la materia y cambiar la "socialización" para evitar la transmisión de modelos machistas. De igual modo, la magistrada Inmaculada Montalbán señaló que las nuevas reformas legales ofrecen un instrumento para combatir los malos tratos, al incorporar la orden de protección rápida y el endurecimiento penal de las lesiones, pero "por sí solas no bastan". "Se hace necesario el abordaje integral del problema con leyes con dotación económica para hacerlas reales", agregó. Montalbán reclamó que se redacten leyes desde una "perspectiva de género" y que se evite la difusión de mensajes "denigrantes". "Que sigan muriendo las mujeres está revelando que las instituciones somos incapaces de ir frenando el problema", lamentó.

Durante la mesa redonda dedicada a la violencia en el seno de la familia, la psiquiatra francesa Marie-France Hirigoyen explicó que para evitar las muertes es necesario detectar los primeros signos de la violencia psicológica que la anticipan y "muy difícil" de apreciar. La psicoanalista, autora del libro El acoso moral, el maltrato psicológico en la vida cotidiana, señaló que el procedimiento que se utiliza en estos casos es similar al que emplean las sectas para controlar a sus adeptos, que arrancan con la seducción de la víctima, siguen con su aislamiento y su humillación hasta que acepta una sumisión absoluta respecto al agresor. "Es una violencia sutil y fría, sin hostilidad aparente y donde el agresor niega la realidad y seduce al entorno para descalificar a la víctima", detalló.

Por su parte, el director del Instituto de Medicina Legal de Granada, Miguel Lorente, alertó sobre la minimización de la violencia "permanente" al centrarse sólo en los casos de agresiones graves, que, a su juicio, representan el último escalafón de un fenómeno más extendido y amplio que nace de la sociedad patriarcal y las desigualdades que provoca.

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"No queremos casas de acogida, que no nos salvan la vida mental"

Lola Aguilar subió ayer al estrado al final de las intervenciones programadas y espetó: "Yo soy una mujer maltratada". Y lo fue durante dos relaciones sucesivas, víctima de un maltrato psicológico. Aguilar, pediatra de profesión, vivió 18 meses en el Centro de Atención y Recuperación de Mujeres y Niños Maltratados de Madrid, que gestiona la Federación Estatal de Mujeres Separadas y Divorciadas, y logró enderezar su vida aunque no perdió el miedo. Cree que salió adelante gracias al apoyo que recibió en el centro, de ahí que se haya indignado con la decisión del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de recortar en un 20% la subvención a la institución para atender sus instalaciones. "No queremos casas de acogida, que quizá nos salvan la vida, pero no la vida mental", dijo.

En la clausura se reclamó al Gobierno que "reponga los recursos económicos disminuidos" al centro madrileño, "único en su modalidad en España". La responsable del mismo, Ana María Pérez del Campo, destacó durante su discurso que es imposible lograr la recuperación de las mujeres en pocos días y reclamó la "adecuación" del recurso a la víctima y no al revés. "Hay que individualizar y no robotizar", señaló.

Durante la jornada de la mañana los asistentes guardaron un minuto de silencio por el fallecimiento de una mujer en Córdoba, apuñalada el viernes, y exigieron al Gobierno que adopte medidas integrales "efectivas y no sólo efectistas" para combatir la violencia machista. "No se adoptan medidas políticas adecuadas para terminar con asesinatos", denunciaron.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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