Pescados y mariscos, del mostrador a la mesa
Puede que al entrar uno piense que está en una pescadería. Pero es un restaurante que sigue una fórmula importada desde Tailandia, donde se lleva mucho el self service de pescado. Y funciona de la siguiente manera: como si se tratara de una parada del mercado, se escoge el pescado y marisco en crudo que más apetezca; lo pesan y se paga a precio casi de pescadería. Después se piden las bebidas... y a esperar sentado con la bandeja en la mesa, donde no hay servicio, cada uno se organiza a su manera hasta que llaman por megafonía para que el cliente recoja su comida en la ventanilla. El género, tan fresco que algunos ejemplares aún colean, varía según la temporada y se cocina a la plancha, al vapor o frito. Si se prefiere, también se puede llevar a casa cocinado. Shell Fish, en el barrio de Sants de Barcelona, y La Paradeta, en el Born, son dos ejemplos de este tipo de restaurantes, y pertenecen a los mismos dueños.
SHELL FISH
Riego, 27. Barcelona. Teléfono 934 31 90 59. Abierto de martes a sábado, de 20.30 a 24.00; sábados y domingos, de 13.00 a 16.00. No se acepta tarjeta.
LA PARADETA
Comercial, 7. Barcelona. Teléfono 932 68 19 39. Abierto de martes a sábado, de 20.30 a 24.00; sábados y domingos, de 13.00 a 16.00. No se acepta tarjeta.
LA MAR DE GRÀCIA
Bonavista, 27. Barcelona. Teléfono 932 17 48 91. Consultar horario
s.
El primero, Shell Fish, ya lleva 10 años funcionando; el segundo, dos. Tras el éxito, los promotores están pensando en abrir otro, aunque aún no está decidido en qué barrio de Barcelona. Y es que la gente hace cola antes de que abran para llevarse el mejor género, y si se llega un poco tarde suele estar lleno. El gasto aproximado por persona es entre 18 y 24 euros, y los miércoles y domingos hay precios especiales, aunque todo depende de lo que se coma y del vino que se escoja. A modo orientativo: las ostras están a 1,30 euros la unidad; el calamar, a 14,40 euros el kilo, y el bogavante, a 18 euros la pieza.
Otro lugar donde comer buen pescado, aunque la fórmula difiere un poco, es en la pescadería La Mar de Gràcia, situada en este barrio de Barcelona. Además de vender al público, y de suministrar a algunos de los restaurantes de más categoría de la ciudad, como el Drolma o Jean Luc Figueras, su dueño, Toni Hernández, ha montado un comedor. Al principio, hace ahora siete años, organizaba almuerzos para sus amigos en la trastienda, donde se encuentran una cocina y un par de mesas. La idea empezó a cuajar, y, primero con amigos, y luego con amigos de amigos, empezó a preparar comidas y cenas. De esto hace ya cuatro años. "El secreto está en quedar conmigo", dice Hernández, quien decide el menú por un mínimo de 50 euros. "Aquí se cocina para los que están apuntados al turno, no se puede venir a comer sin llamar por teléfono antes", insiste. Un menú constaría, por ejemplo, de gambas de Palamós, cigalas, cañaíllas, arroz con chipirón, tallarinas, pimiento de Padrón, vieiras, un pescado y postre. Todo depende del mercado, aunque es posible encargar una caldereta o algún otro plato que se le antoje al cliente. "Aquí todo se pacta", comenta Hernández. El comensal ve cómo le cocinan su comida a escasos metros y hay un par de mesas donde uno se siente como en el comedor de su casa. La buena selección de pescados atrae a aquellos clientes que buscan calidad en un ambiente de lo más casero, y el gran surtido de vinos y whiskys es otro de los pluses.
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