Un recargo previsto, pero no aplicable en España

España es uno de los países de la Unión Europea con más viviendas vacías. De los 20,8 millones de pisos existentes, 2,8 millones (el 13,9%) están desocupados, según el último censo del INE. Con el objetivo de incentivar el alquiler de esas viviendas, la nueva ley de financiación local que entró en vigor en 2003 contempla la posibilidad de que los ayuntamientos apliquen un recargo sobre los pisos vacíos, de hasta el 50% de la cuota líquida, en el impuesto de bienes inmuebles (IBI). Pero el Ministerio de Hacienda todavía no ha elaborado una norma con los criterios mínimos para aplicar la medida.

El problema reside en la definición de vivienda vacía y el encargado de determinarlo es el departamento que dirige Cristóbal Montoro, a través del desarrollo reglamentario de la nueva Ley de Haciendas Locales. El INE entiende por vivienda desocupada "la que está disponible para la venta o alquiler o simplemente está abandonada".

Mientras tanto, los ayuntamientos no pueden aplicar el recargo del IBI para incentivar el mercado del alquiler. Tanto el de Sevilla como el de Barcelona han manifestado su intención de aumentar ese impuesto un 50%. También lo anunció a finales del año pasado el nuevo alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Y causó tanto revuelo en el PP -su partido siempre presume de bajar los impuestos; no de subirlos- que tuvo que dar marcha atrás. El propio Mariano Rajoy, ahora candidato del PP a la presidencia del Gobierno, habló con Ruiz-Gallardón para manifestarle la disconformidad del partido con la subida del impuesto para las viviendas vacías. El Ayuntamiento de Bilbao aprobó ese recargo del IBI y puede aplicarlo porque el País Vasco goza de amplias competencias en materia fiscal.

En un país en el que la gran mayoría prefiere tener una casa en propiedad, apenas el 15% del total de viviendas son de alquiler, uno de los porcentajes más bajos de la UE. Incentivar el alquiler como alternativa a la compra se considera una de las claves para frenar la escalada del precio de los pisos, que se ha más que duplicado en los últimos seis años a pesar de que se han construido más de 500.000 pisos al año durante ese periodo, un récord.