El peso del euro
Distintos miembros del BCE han expresado su preocupación por el efecto que la apreciación acumulada del euro puede tener sobre la recuperación de la actividad. Eso sí, han puesto mucho cuidado en no generar expectativas de una reacción inmediata al respecto, especialmente en lo que a recorte de tipos se refiere. Parece que ha sido suficiente con estas "intervenciones verbales" para frenar la apreciación de la divisa.
No es de extrañar que al BCE le preocupe el tipo de cambio, dado el significativo impacto que tiene la divisa sobre el crecimiento según sus propios modelos econométricos. Incluso asumiendo que este impacto podría haber disminuido en parte tras la integración monetaria, ya que los modelos recogen relaciones del promedio histórico, el euro no puede resultar indiferente a un banco central que, en estos años, ha dado muestras de un mayor pragmatismo y una mayor sensibilidad a los riesgos sobre el crecimiento de lo que se desprende de su discurso.
Al Banco Central Europeo puede preocuparle el nivel del euro, pero no es probable que baje tipos para contrarrestar su efecto
Lo que sí puede resultar sorprendente es el tiempo que ha tardado en exteriorizar su inquietud por la evolución de la divisa y su insistencia en centrar la atención en la volatilidad, que hoy se sitúa en el promedio del periodo 1999-2003, cuando el problema parece ser principalmente de nivel. Ambos aspectos son reflejo de que aún en el BCE persisten ciertos problemas de comunicación, y de la cautela y gradualismo que caracteriza a su proceso de toma de decisiones. Esta cautela en parte se justifica por la incertidumbre, en un área relativamente nueva como la UEM, respecto al proceso de transmisión de la política monetaria. Pero también tiene que ver con el elevado número de miembros que forman parte del Consejo (dieciocho en la actualidad que, con la ampliación, puede llegar hasta 21 con derecho de voto), donde además las decisiones se toman básicamente por consenso.
Dicho esto, no parece probable que el BCE se vaya a ver obligado a tomar medidas para contrarrestar la evolución del euro. La apreciación tendría que ser lo suficientemente elevada y/o duradera como para poner en riesgo la recuperación. Los indicios de reactivación son cada vez más firmes, en especial en EE UU y Asia, lo que permite confiar en que el incremento de la demanda mundial permita compensar, al menos en parte, el efecto de un euro que se mantendrá en promedio mucho más apreciado que en 2003.
Elena Nieto es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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