Un oasis escondido en la Zona Franca
Barcelona recuperará el frondoso jardín de 22.000 metros cuadrados del interior de manzana de la antigua fábrica Philips
Muy poca gente sabe que en un interior de manzana del paseo de la Zona Franca de Barcelona se esconde un magnífico jardín de más de 22.000 metros cuadros de superficie. En realidad, esta amplísima zona verde existe desde principios de la década de 1960 y lleva más de cinco años abandonada. Se trata del Jardín de los Derechos Humanos y está situado en el interior de la antigua fábrica de Lámparas Z de Philips. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido recuperar este particular oasis verde al mismo tiempo que restaura el edificio de la fábrica para construir equipamientos para el barrio de La Marina.
La historia del jardín no deja de ser singular. Lo diseñó en 1960 la señora Van der Harst, de nacionalidad holandesa y esposa de quien entonces era director de la fábrica, para que los trabajadores pudieran disfrutar de él en los descansos e incluso en sus días libres. Paisajista de profesión, Van der Harst -ya fallecida- sabía lo que se hacía y decidió plantar hasta 60 especies distintas de plantas y árboles en este espacio. Además, también hizo construir un pequeño lago con peces y una pequeña pista de patinaje.
"Cuando lo vi por primera vez no podía creer que existiera un jardín de estas características en la Zona Franca", cuenta Teresa Casasayas, profesora de la escuela de jardinería IES Rubió Tudurí de Barcelona y encargada de la catalogación de todas las especies. Cuando los técnicos del distrito de Sants-Montjuïc terminen dentro de dos o tres meses la redacción definitiva del proyecto del jardín, los alumnos de la escuela se harán cargo de su restauración. Este centro de formación profesional especializado en jardinería fue la primera escuela de estas características de toda España. La fundó en 1933 Nicolau Maria Rubió Tudurí, quien durante muchos años fue jefe del servicio de Parques y Jardines de Barcelona.
Casasayas cree que el hecho de que el jardín haya permanecido abandonado desde que Philips decidió trasladar su fábrica, a finales de 1999, ha sido incluso bueno para las plantas y árboles. "Se ha creado como un microclima y las plantas han podido crecer de manera natural", añade. En este jardín se encuentran, agrega la profesora, los ejemplares más grandes de algunas especies en Barcelona. Uno de ellos es un impresionante cactus que ha crecido pegado al edificio de la fábrica, que tras su reforma albergará una biblioteca y un ambulatorio; y otro, un espectacular ombú australiano de casi 30 metros de altura. Casasayas destaca que en este espacio de más de 22.000 metros cuadrados hay especies de todos los continentes.
Una de las personas que conocen bien el jardín es Ernest Sebastià, director gerente de Catalana d'Espais Verds, una empresa dedicada a la jardinería. Sebastià se encargó de su mantenimiento durante 20 años y coincide con Casasayas a la hora de alabar el diseño y la elección de especies que hizo la señora Van der Harst. Sebastià cree que el hecho de que el suelo sea muy fértil ha sido determinante para que todas las especies hayan sobrevivido al paso del tiempo. "Antes de que vinieran las fábricas, esta zona era lo que podríamos llamar la verdulería de Barcelona porque estaba llena de huertos" señala el experto.
Sebastià todavía recuerda cómo los trabajadores de la fábrica hacían uso del jardín durante los descansos. Éste estaba dividido en distintas zonas: árboles frutales, zona boscosa, arbustos, lago y pista de patinaje, entre otros. Además, todavía quedan restos de los caminos hechos con piedras en toda la superficie para ir paseando por cada rincón del jardín. "Algunos trabajadores incluso venían a pasar aquí los domingos con sus hijos, igual que el matrimonio Van der Harst", comenta Sebastià.
Los técnicos del distrito todavía están trabajando en el proyecto de recuperación del jardín. Hace un año se decidió bautizar a esta zona verde como Jardín de los Derechos Humanos en honor a la declaración de 1948 de la Organización de Naciones Unidas del mismo nombre. Por ello, los encargados del proyecto están pensando en que el paseo por el interior del jardín se convierta en un recorrido por los distintos artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
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