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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Israel y la guerrilla de Hezbolá consuman un intercambio de presos sin precedentes

La organización chií libanesa entrega tres cadáveres y un empresario por cientos de prisioneros

Tras varios meses de ardua negociación, Israel y el movimiento islamista chií libanés Hezbolá llevaron ayer a cabo el plan de intercambio de presos y muertos que habían acordado gracias a la mediación del Gobierno alemán. Tras comprobar la identidad de los cadáveres en un aeropuerto militar cercano a Colonia, Israel repatrió a tres soldados muertos y a un empresario cuyo secuestro presenta multitud de interrogantes. En contrapartida, puso en libertad a una treintena de presos árabes y 400 palestinos, además de entregar los cadáveres de 59 guerrilleros de Hezbolá.

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En el sector militar del aeropuerto de Colonia-Bonn se cerró el canje de reclusos, que se prolongó desde las 7.00 hasta las 14.00. Tras comprobar su identidad, los tres cadáveres de soldados israelíes y el hombre de negocios Elhanan Tanenbaum, un coronel retirado metido en turbios negocios, se cambiaron por unos 400 palestinos y presos de otras nacionalidades encarcelados en Israel.

Una vez realizados los análisis de ADN de los cadáveres se procedió a la entrega de 30 reclusos, entre ellos un joven alemán que milita en Hezbolá. Un avión de Israel regresó con los tres cadáveres y Tanenbaum a Tel Aviv. La mayoría de los 30 presos transportados a Colonia voló en un avión de la fuerza aérea alemana hacia Líbano. Al menos uno de los reclusos ha solicitado asilo político en Alemania y tres kurdos de nacionalidad siria se refugiarán en Suecia. El joven alemán de 32 años Steven Smyrek, que hace pocos días no dudaba en expresar a la televisión alemana su intención de convertirse en mártir y atentar contra Israel, voló a Líbano.

En una ceremonia solemne, presidida por el primer ministro, Ariel Sharon, y transmitida por los tres canales públicos de televisión, Israel rindió tributo a los tres militares que en octubre de 2000 fueron objeto de una emboscada por parte de Hezbolá junto al enclave fronterizo de las granjas de Cheba. La otra pieza del canje, el empresario Elhanan Tenenbaum, que fue secuestrado en un país del golfo Pérsico (presumiblemente en el emirato de Abu Dabi, aunque no ha sido confirmado), no corrió la misma suerte. Introducido en el país por la puerta trasera, sólo pudo reunirse brevemente con su familia, para luego pasar a manos de los servicios de seguridad, que le interrogaron sobre la posible filtración de información confidencial durante su cautiverio.

Entre los libaneses liberados destacan los dirigentes de la guerrilla Amal Mustafá Dirani y el jeque de Hezbolá Abdel Karim Obeid, quienes fueron secuestrados por comandos israelíes en 1989 y 1994, respectivamente, en un intento de rescatar al piloto de combate Ron Arad, en paradero desconocido desde 1986. Además, Israel liberó a media docena de reos sirios y sudaneses, así como Smyrek. Israel entregó también los cadáveres de 59 guerrilleros libaneses.

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Asimismo, el Ejército israelí liberó a 400 palestinos. Encarcelados por delitos menores cometidos durante la Intifada, los reos fueron conducidos en autobuses hasta los controles militares de entrada a las áreas autónomas de Hebrón, Belén, Ramala, Tulkarem, Yenín y la franja de Gaza. Esta excarcelación estuvo precedida por otra el pasado verano de la que se vieron beneficiados un número similar de palestinos. La liberación dio pie a imágenes de alegría desbordada en Líbano, los territorios palestinos y otros países árabes.

El canje, negociado entre bastidores durante tres meses, se debe sobre todo a la hábil gestión de Ernst Uhlau, de 57 años, coordinador de los servicios secretos alemanes en la Cancillería Federal de Berlín. Uhlau es un funcionario que prefiere moverse en la sombra. En declaraciones a la televisión pública, agradeció a Irán su importante papel en la operación al presionar a Hezbolá para que aceptase el canje. Expertos de los servicios secretos atribuyen esta capacidad mediadora de Alemania a que no despierta desconfianza en Israel o en Palestina por tratarse de un país sin ambición de actuar como potencia en Oriente Próximo.

Soldados israelíes cargan el féretro de un militante de Hezbolá en la frontera con Líbano. A la derecha, un preso palestino saluda ayer a un familiar cerca de Ramala.
Soldados israelíes cargan el féretro de un militante de Hezbolá en la frontera con Líbano. A la derecha, un preso palestino saluda ayer a un familiar cerca de Ramala.ASSOCIATED PRESS / EFE

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