Las inspecciones de IVA a los joyeros
De absoluta y total "cacicada", se puede calificar la inspección que, desde hace más de dos años, viene padeciendo el gremio de los fabricantes de joyería de nuestra ciudad, por parte de la Agencia Tributaria, en base a un supuesto "fraude" en la adquisición de oro para la fabricación de las piezas, que, posteriormente se comercializan en nuestro país y que, en algunos casos, también se exportan.
Solo hay que leer muy detenidamente alguna de las notificaciones que, al día de hoy, aún siguen recibiendo muchos de los joyeros afectados, para observar la prepotencia con la que los inspectores se permiten hacer un estudio en el que analizan, siempre desde la presunción, diversos aspectos, entre los que se pueden destacar: la "Ley" del oro adquirido, precio del gramo, peso real de la partida de metal adquirida, etcétera, extremos éstos que verdaderamente dudo éllos puedan llegar a saber.
En primer lugar, porque no creo que, desde sus despachos, puedan realmente saber cómo funciona este gremio y, en segundo lugar, porque, para poder asegurar algo con toda certeza, hay que participar activamente en ello, para, de esta forma, tener una visión más personalizada y correcta.
En dichas Actas, también se alude a que las autofacturas que los fabricantes han de confeccionar no se ajustan a lo que establece la Ley que regula las operaciones con metales preciosos. En lugar de sancionar ahora por este extremo, ¿por qué no se han dedicado ustedes a remitir a todos y cada uno de los componentes del gremio un ejemplar de cómo había que redactar dicho documento? Sencillamente no lo han hecho, porque, en la AEAT, no tienen ni idea de cómo hay que hacerlo.
Lo único que sí saben hacer es levantar actas a diestro y siniestro e imponer sanciones de cifras verdaderamente desorbitadas (60, 70, 80, 105 millones de las antiguas pesetas), con las que están haciendo que los fabricantes tengan que solicitar avales bancarios, endeudándose durante largo tiempo y, los que no pueden conseguir dichos avales, han de cerrar sus negocios, que tanto trabajo y sacrificio les ha costado, porque no tienen capital suficiente para afrontar el pago que se les reclama.
Mientras, esos políticos (tanto del Gobierno como de la Junta) a los que tantas y tantas veces hemos escuchado decir que van a formentar el empleo, hacen oídos sordos. ¿Dónde está el Ministro de Hacienda, en estos casos? ¿Y el presidente de la Junta?. Tampoco nos olvidemos de nuestra alcaldesa, que hace muy poco estuvo en Italia, para ver el Parque Joyero existente y asistir a un acto de hermanamiento con los joyeros de aquella zona. Todo eso está muy bien, pero ¿y aquí en Córdoba? ¿Qué está haciendo por los joyeros afectados? Tanto unos como otros parecen olvidar que, con todo este proceso, se están poniendo en peligro muchos puestos de trabajo y que, este gremio, es un pilar importante en la economía de Córdoba.
Esperemos que, muy pronto, se inicien acciones encaminadas a frenar este abuso totalmente injusto y desmedido por parte de los inspectores de la AEAT, que, una vez más, han demostrado su ineficacia y prepotencia, con las que van a contribuir, de una manera muy directa, al crecimiento del paro en esta ciudad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.