El error humano del Yak-42
A medida que va pasando el tiempo aparece el error humano del piloto como la causa final más probable del error en el rumbo que le dirigió a las montañas. Un error humano, los médicos lo conocemos bien, no está exento de responsabilidad no sólo del médico, sino también de la institución sanitaria para la que trabajamos, responsable de disponer de todos los medios suficientes para garantizar la salud y adecuada atención que evite errores. Pero los familiares no esperábamos tanto deshonor y deshonra por parte de un Gobierno de lobos disfrazados con piel de cordero y de su cúpula militar. Un ministro de Defensa que asegura que el avión viajaba en perfectas condiciones técnicas falta a la verdad cuando él mismo entregó al Parlamento el documento de la revisión del avión 48 horas antes, "todo OK", incluida la revisión de la caja negra, estropeada desde semanas antes. Un documento evidentemente falso elaborado por una compañía de piratas aéreos, por una tripulación cansada con exceso de horas de vuelo y probablemente ebria, en los que el Gobierno confió la seguridad de mi hermano.
Pero esto no es suficiente para dimitir y crear una comisión de investigación parlamentaria. Una cúpula militar que miente y falta al honor de sus compañeros fallecidos cuando niega haber tenido conocimiento "verbal o escrito" de denuncias previas que afectaban a la seguridad de los vuelos, puesto que el jefe del Estado Mayor para la Defensa, además de las 14 quejas ya denunciadas, tuvo conocimiento de las graves deficiencias del vuelo de regreso anterior al siniestrado, que traía a la primera parte del contingente de ayuda humanitaria, ASPOR IV, en Kabul y de militares destinados en Manás como parte de la alianza con EE UU en la Operación Libertad Duradera, no humanitaria, sino en misión de apoyo de la guerra.
"Nunca podía esperar tanta falsedad y, sobre todo, la agravante de perversidad", dijo el general Escobar antes de su ejecución. Una frase que hoy firmaría mi hermano.
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