La cardiopatía congénita provoca trastornos neuropsicológicos en los neonatos
Un estudio español descarta que la cirugía sea la causa de los problemas psicomotores
Los recién nacidos con cardiopatías congénitas complejas, operados generalmente a corazón abierto, suelen manifestar a posteriori ciertas dificultades motrices, psicológicas y neurológicas. La literatura médica indica que una cirugía extracorpórea, practicada en niños que muchas veces apenas tienen una semana de vida, genera en su cerebro unas carencias que a la larga pueden dejar secuelas, trastornos de conducta y retraso escolar, entre otras. Pero los especialistas se preguntan: ¿qué ocurre en estos neonatos antes de la operación? ¿Existen tal vez ya limitaciones que se manifiestan tras la cirugía?
Un equipo multidisciplinar del hospital Virgen del Rocío de Sevilla ha intentado dar respuesta a estas preguntas. Durante tres años, neurólogos, psicólogos, cardiólogos y cirujanos cardiovasculares han trabajado para averiguar si el niño cardiópata -"pero aparentemente normal desde una perspectiva neuronal y psicológica", precisa Miguel Rufo, neurólogo infantil y miembro del equipo investigador- padece ya esos trastornos que después se le detectan.
Hasta ahora nadie había estudiado la conducta de neonatos con cardiopatías
Éste es el primer trabajo, según los autores, en el que se estudia la acción de la circulación cerebral en este tipo de problemas. Y lo que los investigadores sevillanos han confirmado es que los niños con cardiopatía presentan ya antes de la cirugía determinadas carencias en su desarrollo y que la cirugía cardiaca extracorpórea que se practica en neonatos es correcta. "Hemos probado que las posibles secuelas posteriores a la cirugía nada tienen que ver con las que ya lleva el neonato latentes por su condición de cardiópata", explica Rufo.
El grupo investigador del Virgen del Rocío ha chequeado el estado previo de desarrollo de 149 recién nacidos. De éstos, 129 tenían cardiopatías congénitas y estaban pendientes de una intervención quirúrgica a corto o medio plazo; a 62 de ellos se les realizó cirugía extracorpórea. Los 20 restantes eran clínica y psicológicamente normales. Además del estudio neurológico, había que ir más allá y profundizar en la cuestión psicológica, principalmente en la etapa prequirúrgica. Algo totalmente novedoso, según Rufo.
Nadie se había ocupado hasta ahora de observar la conducta de neonatos y prematuros cardiópatas. ¿Cómo se comporta un recién nacido? Isabel Rojas, psicóloga del equipo, comenta que pasaron "horas y horas, durante días y días" observando a los bebés para evaluar su nivel de psicomotricidad, su capacidad de emoción, sus reacciones ante la agresión (como ponerles una inyección) o ante el contacto físico con la familia y los profesionales. "Casi enseguida", cuenta Rojas, "vimos que, entre niños de edad parecida, los cardiópatas tienen una capacidad motora inferior a los considerados normales; en general, los niños cardiópatas presentan un perfil característico propio".
También existen entre unos y otros acusadas diferencias en sus reacciones emocionales. Rufo comenta que el trabajo que han hecho es novedoso y muy singular. Puede que su reciente publicación en la Revista de Neurología marque un nuevo hito en beneficio de la recuperación de estos niños (un 8 por mil del total de los nacidos). "Aunque aún tenemos dos años por delante para terminar de evaluar su recuperación", añade.
El programa de estimulación temprana que ha iniciado el hospital para atender a neonatos y prematuros cardiópatas, nada más salir de la operación, está dando buenos resultados. A este trabajo se propone incorporar a los padres. "Una simple visita de la madre a un niño hospitalizado puede aumentar su nivel de oxígeno en sangre más de un 20%", indica Rojas. Por eso, la primera recomendación que ella hace es que la familia se implique lo más activamente posible en el proceso de recuperación del cardiópata.
Este argumento es compartido plenamente por el cirujano cardiovascular Mauro Gil Fournier, quien considera que "la propia familia es muchas veces el principal enemigo en la recuperación de estos niños. Les tratan con miedo y no les dejan moverse y eso no es bueno". Gil Fournier, miembro también del equipo investigador, con una amplia experiencia en cirugía extra-corpórea en recién nacidos, destaca del trabajo publicado el que detecte "unas causas previas a la intervención quirúrgica que dejan secuelas". Eso, a su entender, tranquiliza a los profesionales y confirma que "estamos en el camino correcto", precisa. "Máxime", añade, "cuando la cirugía extracorpórea ya es una lesión en sí para el organismo, que se manifiesta, sobre todo, a nivel cerebral".
Así pues, el tratamiento global (clínico, neurológico y psicológico) que propone el equipo multidisciplinar sevillano va a permitir abordar con más garantías esta compleja cirugía extracorpórea en la que se abordan principalmente cardiopatías de trasposición de las grandes arterias o los drenajes anómalos pulmonares totales. Pero, sobre todo, el hallazgo novedoso es haber descrito un cuadro psicológico previo, complejo, que anuncia ciertas deficiencias motoras, neurológicas y psicológicas posteriores, que nada tienen que ver con la cirugía que se practica. Esto va a permitir abordar mejor, y con más garantías sobre todo, la recuperación de estos jóvenes pacientes.
Infartos sin síntomas
El cerebro de un recién nacido es aún inmaduro. En él siguen formándose células y desarrollándose diversas funciones neuronales hasta unas semanas después del nacimiento. É
sta es la razón por la que parte de las tareas que posteriormente debe desempeñar todavía no están perfectamente asignadas; de modo que ante cualquier contratiempo, el joven cerebro reacciona automáticamente y busca soluciones. Por eso, según cuenta el neurólogo infantil Miguel Rufo, cuando a veces se producen infartos en niños con pocos días de vida no se detectan tan precozmente como ocurre en edades posteriores; tampoco ha habido síntomas previos que avisaran al médico. "Y lo más importante: en muchas ocasiones no dejan secuelas. Un infarto que en cualquier adulto hubiese significado quedarse en una silla de ruedas de por vida, en los neonatos puede no detectarse", explica este neurólogo infantil. De ahí la importancia que cobra, al decir de sus autores, el trabajo Estado psiconeurológico de los recién nacidos afectados de la cardiopatía congénita antes de su intervención publicado en Revista de Neurología. En el resumen final que incorpora el estudio se insiste en su condición de "pionero" y se resalta, desde el punto de vista neuronal, el hallazgo de la particular alteración muscular (hipotonía) de los niños cardiópatas así como la fragilidad y el retraso de estos niños en el desarrollo motor, frente a los niños que están clínica y psicológicamente sanos.
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