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Imaz apuesta por "una nación cívica" en la que quepan independentistas y centralistas

El nuevo líder del PNV dice que el proyecto de la "ETA fascista" no es el de su partido

El nuevo presidente del PNV, Josu Jon Imaz, apostó ayer por "una nación cívica" en la que quepan desde independentistas hasta centralistas, basada en el respeto a la voluntad de los ciudadanos y con "espíritu de pacto con el Estado". Imaz alejó el proyecto del PNV del de la "ETA fascista". "No es nuestro proyecto", proclamó, para instar a los "31.000 militantes" a actuar "como un ejército de solidaridad activa con los amenazados" por los terroristas. Tampoco ahorró una advertencia: "La unidad nos fortalece; el socavamiento, el juego subterráneo y la difamación nos debilitan".

Su presidente insta a los 31.000 peneuvistas a ser un "ejército solidario" con los amenazados
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Josu Jon Imaz no quiso ayer quedarse en un discurso de trámite y ofreció a la asamblea de su partido importantes pistas sobre su pensamiento político y el espíritu con el que encara su mandato. No mencionó la ponencia política recién aprobada ni el mandato de impulsar la unidad de acción nacionalista que contiene. "El partido ha entrado en el siglo XXI", proclamaron con satisfacción visible en los pasillos algunos de sus partidarios después de oírle.

En una alocución de casi una hora, en la que alternó el euskera y el castellano y usó también el francés para desgranar las propuestas del PNV para los vascos del otro lado de la frontera, todas sus referencias históricas fueron para el sector pactista del PNV. Desde el lehendakari José Antonio Aguirre o Manuel de Irujo, ministro en el Gobierno de la República, hasta el lingüista Koldo Mitxelena.

A ellas añadió a Bill Clinton, para identificarse con su aspiración de aumentar "el sentido comunitario", y a los padres de Europa, Schuman, De Gasperi y Adenauer, víctimas todos ellos, según dijo, "del sinsentido de las fronteras", de las que renegó, y cuya mención aprovechó para aclarar que su proyecto no persigue la constitución de un Estado propio. "Queremos hacer desaparecer las [fronteras] que existen. Las hemos sufrido demasiado como para apostar por las fronteras y el Estado-nación", proclamó.

Luego aclaró que entiende la construcción nacional vasca en términos de "nación cívica, de ciudadanos libres (...) en la que todos los ciudadanos son nacionales por el hecho de ser ciudadanos", leyendo casi textualmente el plan Ibarretxe. "Una patria abierta e integradora, ni defensiva ni construida contra nadie", proclamó. "Esta Euskadi la tenemos que construir entre todos, nacionalistas y no nacionalistas, independentistas, soberanistas, autonomistas y centralistas. Nadie nos sobra".

Imaz fijó como "clara prioridad" el logro de la paz. "Me comprometo firmemente ante todos vosotros a que ésta sea la prioridad a la que nos vamos a dedicar con ahínco", dijo, tras rechazar que el fin de una ETA "despiadada, totalitaria y fascista" pueda estar sujeto "ni a chantajes ni a tutelas armadas ni a renuncias de nadie a su camino político (...) desde la legitimidad que les dan sus votos".

Imaz usó unas palabras del presidente de los empresarios guipuzcoanos, José María Korta, asesinado por ETA en 2000, para, en un guiño al empresariado vasco, reclamar una paz que haga de Euskadi un lugar "donde merezca la pena invertir, generar riqueza y empleo y se pueda vivir discrepando libremente".

Aún sin mencionarla, Imaz pareció descartar cualquier alianza con el radicalismo abertzale y lo hizo volviendo la vista atrás y remitiéndose a un documento de su partido, de febrero de 1997. El PNV se declaró en él "dispuesto a moverse por la paz", a "arriesgar", pero precisó: "Sin dejarnos arrastrar por estrategias, tácticas o colaboraciones incompatibles con nuestro ser político (...) sin desvirtuar nuestra alternativa ni nuestra estrategia política". La única fuerza con la que Imaz manifestó su deseo de constituir "un eje estratégico" fue EA, procedente de una escisión del PNV y actualmente coaligado con él.

Sólo presentó una reclamación concreta, y lo hizo para ilustrar el deseo de participación en Europa. Es la presencia de la Ertzaintza en los órganos de coordinación policial europeos, "para atacar con más eficacia la delincuencia y la violencia de ETA". Su único ataque se dirigió al "ultranacionalismo español disfrazado de falso constitucionalismo".

En el terreno doméstico, Imaz, que hoy presidirá la primera reunión de su ejecutiva, consideró "un honor" recoger el testigo de Xabier Arzalluz, de quien, dijo, aprendió que el binomio "euskera y tecnología" era vital para Euskadi. Y recordó cómo había logrado equipamiento tecnológico de segunda mano para algunos incipientes centros de investigación vascos a través de gestiones con el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Tampoco dejó sin responder elegantemente la descalificación vertida por Arzalluz durante la campaña interna de que no era el adecuado para la presidencia del partido. Relató que fue el propio Arzalluz quien en 1986, en plena crisis tras la escisión, le señaló el camino -"Josu Jon, tú para casa", contó que le había dicho-.

Imaz se refirió también a su contrincante Joseba Egibar como "un político de primera, gran amigo y buena persona", pero tampoco ahorro una advertencia para quien ya se apresta a dar la batalla por ganar en Guipúzcoa y volver así a la ejecutiva: "La unidad, el diálogo y la discusión productiva son nuestras metas. La unidad nos fortalece, el socavamiento, el juego subterráneo y la maledicencia nos debilitan y nos limitan".

El presidente del PNV aportó novedades en algunos de los temas de su discurso, ausentes habitualmente en las intervenciones de los dirigentes de este partido. Sus aplaudidas referencias a la defensa de los derechos de los homosexuales o su apuesta por políticas activas en favor de la igualdad de la mujer y para acabar con la violencia machista, que tachó de lacra, fueron dos ejemplos del nuevo estilo. Imaz agradeció a Ibarretxe la confianza de estos últimos años -"¡Qué gran persona eres!", dijo- y se la devolvió con una defensa de su plan de nuevo Estatuto "para decidir nuestro futuro".

También tuvo palabras de apoyo para Juan María Atutxa, presidente del Parlamento vasco, imputado por un delito de desobediencia. "Estás defendiendo algo que para este partido y este país es consustancial, las instituciones democráticas surgidas de la soberanía popular". Imaz, que ha alcanzado la presidencia con el voto del 60% de los delegados, finalizó augurando que "con un partido unido y cohesionado salvaremos estas dificultades".

Juan José Ibarretxe y Josu Jon Imaz aplauden a los delegados de la IV Asamblea General del PNV, en presencia de Xabier Arzalluz.
Juan José Ibarretxe y Josu Jon Imaz aplauden a los delegados de la IV Asamblea General del PNV, en presencia de Xabier Arzalluz.SANTOS CIRILO

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