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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Cuando la naturaleza sabe a poco

El modelo turístico presenta síntomas de agotamiento en las sierras de Cazorla y Segura

Las perspectivas de negocio que prometía el turismo de naturaleza fue uno de los argumentos que la Administración ambiental esgrimió en las sierras jiennenses de Cazorla, Segura y Las Villas para defender, a mediados de los ochenta, el proyecto de parque natural que hoy ampara a estas tierras. Algunos ayuntamientos, y no pocos vecinos, desconfiaban de los planteamientos conservacionistas, temerosos de que frenaran el desarrollo de unas comarcas olvidadas durante décadas.

El argumento resultó cierto, y el parque natural más extenso de España (214.300 hectáreas) se convirtió, en pocos años, en uno de los principales receptores del emergente turismo de naturaleza y en modelo a seguir por otros parques andaluces. Hoy este espacio protegido reúne cerca de 8.000 plazas de alojamiento, lo que supone más del 50% del total que se oferta en la provincia de Jaén. Y, además, la capacidad de acogida sigue creciendo, ya que entre 1996 y 2002 el número de plazas se incrementó en más de un 43%.

Aunque no existe ningún indicador fiable a propósito del número de personas que se acercan a este parque natural, los centros de información ubicados en su interior registran cada año alrededor de 100.000 visitas, y también en este caso la cifra no deja de crecer. Si se dan por buenas las estimaciones que habitualmente se barajan para tratar de medir el flujo turístico en estas comarcas, podría hablarse de un millón de visitantes al año.

Frente a las buenas perspectivas que parecen ofrecer estas cifras hay otros parámetros, menos fríos que los numéricos, que indican la aparición de un cierto agotamiento en el modelo turístico por el que se viene apostando en estas sierras. Así lo cree Juan Ignacio Pulido, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén y secretario general de la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo. En un documentado estudio, que acaba de publicar el Observatorio Económico de la Provincia de Jaén, Pulido revela algunos de estos indicadores, que llaman a una cierta inquietud.

Por ejemplo, advierte este especialista, "en los últimos años se nota un descenso en las valoraciones que realizan los visitantes sobre cuestiones tan importantes como la conservación del entorno, información y señalización, carreteras y comunicaciones, tráfico y aparcamiento, y telecomunicaciones". Este dato, añade, "coincide con una sensación generalizada, entre quienes operan en este espacio, sobre la pérdida de interés por el mismo por parte de los potenciales visitantes".

La saturación de las zonas más frecuentadas, sostiene Pulido, "ha originado el deterioro de la imagen idílica con la que no pocos turistas recalan en Cazorla", algo más que evidente en la zona conocida como Corredor del Guadalquivir, donde un desmesurado crecimiento urbanístico ha terminado por alterar el paisaje, provocando, al mismo tiempo, una negativa acumulación de molestias que van desde el ruido hasta la proliferación de residuos de todo tipo.

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Hasta ahora, el turista que visitaba el parque natural, como ocurre en otras zonas protegidas de Andalucía, respondía, en gran medida, al perfil que los expertos denominan "vocacional", esto es, visitantes que valoran la naturaleza como lugar de ocio pero que muestran poca sensibilidad ambiental. Se trata de personas que proceden del ámbito urbano y que reclaman estándares de calidad similares a los que están acostumbrados a recibir. Son, por este motivo, muy vulnerables al desencanto si el destino no satisface sus expectativas, aunque difícilmente se implican en la búsqueda de soluciones en complicidad con las poblaciones locales.

Sin embargo, advierte Pulido, "la demanda está cambiando hacia un turista cada vez más responsable, que empieza a conocer y valorar la riqueza ambiental de los espacios que visita". Estos nuevos visitantes reclaman instalaciones que hagan posible este "turismo responsable", así como equipamientos atendidos por personal cualificado que les permita satisfacer una demanda creciente de conocimientos. Y todas estas exigencias sin renunciar al disfrute de sus vacaciones, sin dejar a un lado la diversión.

A la vista de los diferentes indicadores analizados, Juan Ignacio Pulido emite un diagnóstico no muy optimista: "Jaén no cuenta en la actualidad con una oferta capaz de satisfacer a este nueva demanda y se conforma por mantener un segmento, el vocacional, cuyas expectativas de crecimiento son cada vez más bajas". En definitiva, el modelo turístico que se ha mantenido inalterable durante estos años puede provocar, a corto plazo, el estancamiento de esta actividad, por más que el crecimiento en el número de visitantes parezca indicar lo contrario.

sandoval@arrakis.es

La brecha crece

Jaén cuenta en la actualidad con cuatro parques naturales que suman más de 300.000 hectáreas. Además de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, disfrutan de esta figura de protección Sierra Mágina, Andújar y Despeñaperros.

Aunque la declaración de parque natural ha servido para mejorar el grado de desarrollo socioeconómico en estas comarcas jiennenses, esta fórmula no ha sido la panacea que algunos defienden. Así al menos se deduce del análisis realizado por el profesor Pulido.

A su juicio, los datos socioeconómicos básicos de los parques naturales de esta provincia han evolucionado de forma positiva, "aunque el crecimiento experimentado por estas variables, salvo puntuales excepciones, ha sido inferior al obtenido por la media provincial".

Esta afirmación se sostiene, por ejemplo, examinando el comportamiento de la renta familiar disponible per cápita, cuyo crecimiento, en la mayoría de los municipios que conforman los cuatro parques naturales, ha sido inferior a la media obtenida en el ámbito provincial durante el periodo 1993-2000.

Esta variable, medida en todos los municipios que aportan territorio a los parques naturales, sigue hoy por debajo de la cifra que corresponde a la media provincial, que se sitúa en algo más de 9.000 euros. Claro está, matiza Pulido, "que existe una enorme heterogeneidad, que va desde los 5.797 euros de Jódar hasta los 8.707 euros que alcanza Beas de Segura".

En consecuencia, sostiene este economista, "dada la enorme brecha existente, y creciendo todos estos municipios por debajo de la media provincial, difícilmente se llegará a producir en estas circunstancias una reducción de esta brecha, sino todo lo contrario".

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