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Columna
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El asalto

Miquel Alberola

Desde que el PSPV fue triturado en las urnas en 1995 la institución más relevante en la que ha logrado situarse cerca de la presidencia es Bancaixa. La tarde del jueves incrementó este protagonismo al obtener una vicepresidencia más, la segunda, aunque a costa de la Unión de Consumidores, que es a quien correspondía en virtud de un acuerdo que el partido alcanzó en la lucidez del dulce coma de 1995, cuando la penitencia impuso la convicción de que había de despolitizar las cajas de ahorro. Sin embargo, ayer el representante de los consumidores, José Luis Pérez de los Cobos, fue sacrificado al más puro estilo del motorista, teniendo que tragarse, además, todos los sables como un faquir. Para acomodar estos y otros intereses internos, el PSPV también aclamó al ex presidente de la Generalitat, José Luis Olivas, como presidente de la entidad, contribuyendo no sólo a una unanimidad muy búlgara sino implicándose hasta las orejas en el asalto político a Bacaixa urdido por el PP. En el fondo del basurero, junto a la ley que recorta la presencia pública en las entidades financieras, las advertencias del Banco de España y la propuesta socialista para despolitizar Bancaixa, han quedado algunas egregias declaraciones como las de Ricard Torres, el responsable de economía del PSPV, y las efectuadas por su secretario general, Joan Ignasi Pla, a principios de noviembre en Cocentaina, cuando exigió al PP que no trasladara a la entidad financiera sus compromisos internos y sus luchas de poder, incluso le conminó a que debería apostar por un sistema fuerte de cajas valencianas lejos de la instrumentación política. El resultado de la operación tiene tres frentes. El primero es que la principal entidad de crédito valenciana ingresa en los agresivos mercados financieros con el lastre de ser la caja del PP. El segundo es que normaliza que un ex presidente del Consell presida Bancaixa (Eduardo Zaplana es el próximo). Y el tercero es que el mejor logotipo sobre la renovación del PSPV en todos estos años se puede visualizar en sus dos vicepresidencias en la entidad, ocupadas por Eduardo Montesinos, el principal pistolero orgánico de Joan Lerma, y Josep Maria Cataluña, su preferente habilitado. Y ahí estamos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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