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Reportaje:OCIO SOLIDARIO | Asociación Alma natura

Motor de los molinos

María Jesús Bravo gasta su tiempo libre en recuperar el patrimonio de la localidad onubense de Arroyomolinos de León

María Jesús Bravo Silva, de 17 años, natural de Arroyomolinos de León (Huelva), lleva más de dos participando como voluntaria en las tareas que organiza la asociación cultural de esa localidad Alma natura. Este año la asociación se ha marcado el reto de restaurar los molinos de agua, que fueron en su día un símbolo de riqueza y prosperidad de la localidad. Arroyomolinos de León cuenta en la actualidad con 37 molinos, la mayoría de ellos en ruina.

Esta voluntaria colabora en la actualidad en los tres programas de voluntariado que Alma natura prepara para recuperar esos molinos: uno ambiental, que ha consistido en la limpieza de los molinos, en la señalización de los senderos y en la disposición de carteles indicativos. Otro cultural en el que se ha elaborado un inventario con las piezas del molino y un tercero educativo, dirigido a los escolares para explicarles la importancia de los mismos.

"Quiero que mi trabajo contribuya a que la gente conozca la belleza de mi pueblo".

María Jesús Bravo considera que lo de ser voluntaria va en su carácter: "Soy una persona muy dinámica. A mí me gusta participar en todo y conocer a gente. Cada tarea te aporta una experiencia única", subrayó María Jesús Bravo. Y añadió: "Además en el pueblo somos pocos y cuanto más gente se implique en profundidad, mejor. En definitiva, se trata de hacer algo bueno por el pueblo", aseveró.

Arroyomolinos de León, con una población de 1.240 habitantes, debe su nombre precisamente a la existencia de los molinos. Durante la Guerra Civil tuvo una función crucial: En ellos se molía el trigo para obtener el pan, alimento básico de las familias arruinadas por el desgarro de la contienda. María Jesús Bravo ha aprendido muchas cosas desde que es voluntaria acerca de los molinos. "Datan del siglo XVIII, pero fue sobre todo durante la Guerra Civil donde tuvieron una función vital para la población. La gente corrió a refugiarse en ellos y nunca le faltó el pan", señaló. Bravo ha profundizado en la historia y en el funcionamiento de los molinos, y lo ha hecho a base de visitas y de conversaciones con los veteranos de pueblo. Los molinos forman parte de la historia colectiva de la localidad, pero existe escasa documentación sobre ellos. "Los molinos están dispuestos de forma correlativa. Uno arriba y otro abajo, de manera que el agua corriera de uno a otro con facilidad. El principal se encontraba siempre arriba. Ese es el molino de la Llave. Una vez que terminaba el molinero de moler el trigo, el agua pasaba a un segundo molinero. No podían permitirse el lujo de malgastar el agua, entre otras cosas, porque era muy complicado extraerla desde la presa situada en lo más alto", explicó.

Esta voluntaria no se ha planteado en profundidad el significado de serlo, pero tiene algo muy claro: "Quiero que mi trabajo contribuya a que la gente conozca mi pueblo". Y añade: "Arroyomolinos de León no goza de grandes monumentos históricos pero tiene estos singulares molinos, que tuvieron una gran utilidad en su día. Además, están rodeados de una belleza natural única, en plena sierra de Huelva".

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María Jesús Bravo compagina sus estudios, que cursa en el instituto de Santa Olalla del Cala, a media hora de camino en autobús, con el voluntariado. A veces es duro: "Trato de distribuirme el tiempo, aunque mi madre me dice que estoy loca, que ando metida en demasiadas cosas".

Hay un aspecto que fascina a esta voluntaria: Los encuentros con otros voluntarios: "A veces en el trabajo diario piensas que estás sola y te preguntas si merece la pena el esfuerzo. Después conoces a un montón de gente joven con tus mismas inquietudes, a la que no le importa emplear su tiempo para ofrecer cosas. Que no tiene egoísmo. Eso constituye para mí uno de los momentos mágicos del voluntariado. Y dan sentido a lo que hago", subraya.

Advierte que hay que tener paciencia y constancia: "Muchas veces somos los mismos lo que hacemos las cosas. La gente se apunta a lo bueno y rehuye a veces el trabajo. Por eso hay que tener las ideas muy claras", dice María Jesús. "Al principio todo es muy bonito. Recuerdo el día que fuimos a hacer el inventario del molino. Nos reunimos un grupo de jóvenes y pensamos que resultaría maravilloso realizar una excursión entre amigos que además comportaría una labor social". Y matiza: "Después empezaron a sumarse los kilómetros, el cansancio y las horas. Porque se trabaja, el voluntariado no es diversión únicamente. Además el día no acompañaba mucho y nos mojamos todos un poco. Para colmo el campo estaba cubierto de un verdor intenso y no ví que había un charco y caí dentro. Llegué a mi casa hecha un asco, como para tirarlo todo por la borda. Pero hasta esos momentos de debilidad se curan cuando haces balance de las cosas", afirmó. Y añadió: "El año que viene me voy a Sevilla a estudiar y créeme que voy a echar de menos todo esto, aunque sé que ser voluntaria no tiene fronteras", concluyó.

Itinerario de turismo rural

La Asociación Alma natura, que tiene su sede en Arroyomolinos de León, se dedicada, entre otras cosas, a la dinamización rural, a la promoción de programas ambientales, educacionales y culturales de voluntariado social. La asociación trabaja sin ánimo de lucro. Este año tienen pensado emprender un ambicioso proyecto consistente en restaurar los molinos de agua, un símbolo del pueblo. "La localidad debe el nombre a los molinos", según explicó ayer su presidente, Juan José Manzano Sánchez.

"Tratamos de dar promoción a nuestro pueblo. La gente aquí tiene poca conciencia de la importancia del turismo rural y este pueblo tiene una riqueza y unos recursos aún por explotar", subrayó.

Por su parte, Jara Hernández, coordinadora de Alma natura, afirmó que la asociación abarca proyectos globales a fin de concentrar los esfuerzos y "ver mejor los resultados". "Preferimos hacerlo así para no perdernos en proyectos dispares. Este año todas las subvenciones irán destinadas a la restauración de los molinos", dijo. Pero esa restauración lleva implícita la reconstrucción de senderos para organizar rutas de senderismo y la elaboración de programas didácticos orientados a centros escolares de los pueblos cercanos, entre otros programas. En todo esos trabajos está inmersa ahora la asociación. Para ello, dispone de un equipo de voluntarios que trabajan en el desarrollo de los programas.

De momento, todo son preparativos. La asociación espera la resolución de la Consejería de Cultura de la Junta para declarar los molinos de agua como Patrimonio Histórico Cultural. "Una vez que tengamos esa declaración nuestro objetivo reside en reconstruir uno para convertirlo en museo etnológico o lugar de visita", señaló Manzano.

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