El opio representa la mitad del PIB de Afganistán, según la ONU
Se han realizado considerables progresos en Afganistán desde la caída de los talibanes, pero la creciente inseguridad y el alarmante aumento del tráfico de opio, que equivale a la mitad del producto interior bruto (PIB) afgano, amenazan seriamente el frágil proceso político, que debería culminar con la celebración, el próximo junio, de elecciones generales. Así lo aseguró ayer ante el Consejo de Seguridad el enviado especial de la ONU en Afganistán, Lajdar Brahimi, en su último informe. El veterano diplomático argelino deja su puesto, y a partir de ahora se encargará de asesorar al secretario general, Kofi Annan, en un tema aún más delicado, el de Irak.
En su despedida, Brahimi trazó un balance a la vez esperanzador y pesimista. Uno de los principales logros de la transición, subrayó, ha sido evitar que se produzca un conflicto a "gran escala". El país ha vuelto a una cierta normalidad, resumió Brahimi: cuatro millones de niños han regresado a la escuela, se ha puesto en circulación una nueva moneda, se ha empezado a reconstruir y han mejorado algo las infraestructuras. Pero los problemas siguen siendo muy graves. El ritmo de empadronamiento está siendo muy lento, sólo 275.000 de los estimados diez millones de votantes se han inscrito; la inseguridad es cada vez mayor: la ONU y otras organizaciones humanitarias no pueden acceder al sur y al sureste del país debido a los ataques de facciones armadas. El tráfico de heroína es otra de los lastres que pesan sobre la transición. Según la ONU, los ingresos por el comercio de opio alcanzaron 2.300 millones de dólares en 2003, una suma equivalente a la mitad del PIB nacional.
El 7% de la población, 1,7 millones de personas, se dedica al cultivo de la adormidera en 28 de las 32 regiones del país y se espera que la cifra aumente este año. "Tenemos que evitar que la industria de los narcóticos se haga dueña de la economía afgana", dijo Brahimi.
Después de dos años en el puesto, Brahimi, de 70 años y ex ministro de Exteriores de Argelia, fue nombrado ayer consejero especial de Annan en materia de prevención y solución de conflictos. Su primera misión será preparar el posible regreso de la ONU a Irak.
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