Dos horas 'hibernada' en el quirófano

Someter a estado de hibernación -entre 16 y 18 grados- a un paciente durante unos 45 minutos en una intervención de cirugía cardiaca para evitar lesiones cerebrales es relativamente frecuente. Pero no lo es tanto alargar esta hipotermia, con encefalograma plano, parada cardiocirculatoria y respiratoria, y sin apenas sangre en las venas durante 111 minutos. María José R., de 53 años, pasó en este coma inducido casi dos horas de las siete que duró la intervención a la que se sometió el viernes en el servicio de cirugía cardiaca del hospital General de Valencia mientras se le implantaba una prótesis de aorta, una válvula mecánica y se restituían las ramificaciones vasculares de la arteria hacia el cerebro, los brazos y el corazón.

En este tipo de operaciones, además de extraer la sangre y derivarla a un circuito externo, se rebaja la temperatura corporal mediante un equipo denominado bomba de perfusión. Se trata de rebajar el metabolismo cerebral al mínimo -dejarlo al ralentí- , de forma que apenas consuma oxígeno y así se eviten lesiones cerebrales que podrían ser irreversibles. José Anastasio Montero, jefe del servicio de cirugía cardiaca del hospital valenciano, explicaba ayer que habían conseguido elevar el tiempo de hibernación de la paciente a través de una perfusión especial para el cerebro que rebajó la temperatura a 16 grados, mientras el resto del cuerpo estuvo a 20, bajo una intensa vigilancia de las constantes vitales de la enferma, que ya se encuentra "perfectamente" en reanimación.

Fuentes del servicio de cirugía cardiaca del hospital 12 de Octubre de Madrid recordaban alguna intervención de este tipo de hasta 90 minutos. También el miembro de la junta directiva de la Sociedad Europea de Cirugía Cardiotorácica José Luis Pomar apuntaba ayer que es poco común alargar tanto la hipotermia profunda, que no suele rebasar los 45 o 70 minutos.