Doce ministros iraníes presentan su dimisión por el veto a los candidatos reformistas
Solana pide en Teherán elecciones libres y justas para mejorar las relaciones con Europa
El movimiento reformista iraní se enfrenta a un nuevo desafío tras la grave crisis abierta el domingo por la decisión del Consejo de Guardianes de vetar centenares de candidaturas a las elecciones parlamentarias convocadas para el 20 de febrero. Ayer amenazaron con dimitir al menos cuatro ministros, que se suman a los siete u ocho que habían reaccionado de la misma forma el domingo. El conflicto estalló horas antes de la visita a Teherán de Javier Solana, representante para la Política Exterior de la UE, quien reclamó "unas elecciones libres y justas".
Todavía no recuperado por el terremoto que el mes pasado causó mas de 30.000 muertos en la histórica ciudad de Bam, y cuando Teherán parece decidido a poner sus sospechosos programas nucleares bajo control de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), el golpe político a los reformistas ("golpe de Estado", según algunos de los afectados) amenaza con tensar al máximo la situación en el país. Junto a los ministros que amagan con irse, otros 27 gobernadores (todos menos uno) han hecho lo mismo, mientras los líderes parlamentarios reclaman la intermediación del líder espiritual de la revolución, Alí Jamenei, un conservador que se resiste a dar el paso.
Solana acudió a Teherán para explorar las posibilidades de que Europa e Irán fortalezcan sus debilitadas relaciones para concluir en un importante acuerdo comercial a favor de los iraníes. En su agenda figuraba tratar con los líderes del país el contencioso, en vías de arreglo, del espectacular y sospechoso desarrollo de la industria nuclear iraní, el presunto apoyo a organizaciones consideradas terroristas en la UE o el proceso de paz en Oriente Próximo. La inesperada crisis, sin embargo, obligó a Solana a modificar el menú de sus encuentros de ayer con el presidente, Mohamed Jatamí; el ministro de Exteriores, Kamal Karrazi; el presidente del Parlamento o el secretario general del Consejo de Seguridad.
Tras las entrevistas con Jatamí y Karrazi, Solana afirmó que las elecciones de febrero, cuya celebración ya está en entredicho, "es un acontecimiento que la UE seguirá con gran interés", es decir, que la resolución de la crisis será muy tenida en cuenta en Europa a la hora de cooperar o no comercialmente con Teherán. Solana agregó que no sólo las elecciones deben ser "libres y justas", sino que el propio proceso electoral debe reunir esas características, "que son condición necesaria para cualquier democracia".
A su lado, el ministro Karrazi, que se mostró desagradablemente sorprendido por la decisión de los conservadores 12 miembros del Consejo de Guardianes, confió en que el problema pueda ser resuelto mediante el diálogo de los principales líderes parlamentarios. "No deseamos que surja una crisis más en Irán", comentó.
En similares términos se había expresado antes con Solana el presidente del país, Mohamed Jatamí. Su hermano Mohamed Reza Jatamí es uno de los parlamentarios vetados por el todopoderoso Consejo de los Guardianes (seis políticos y seis religiosos), como lo han sido otros 63 diputados, 54 de ellos pertenecientes al reformista Partido Islámico de la Participación, y otros dos de su aliado Organización Popular de la Revolución Islámica. En el lado opuesto, no han merecido la tan amplia censura ninguno de los diputados electos por la conservadora Asamblea Combatiente de Clérigos, los principales aliados del líder religioso Jamenei. Han sido vetados en primer lugar los impulsores de las reformas que incluso se atrevieron a intentar sin éxito recortar los poderes del Consejo de Guardianes.
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