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Los inversores piden cuentas en Argentina

La recuperación económica alienta las exigencias de los bonistas para renegociar la deuda

Argentina disfruta de una fuerte recuperación económica. El PIB mantiene su músculo y cerrará 2003 con una subida de más del 7%, el dólar se mantiene estable desde hace meses y la inflación sólo subió hasta un tímido 3,7% durante todo el año pasado. Pero este periodo de bonanza ha despertado el interés de los acreedores privados, que ven en la reactivación una oportunidad para mejorar las condiciones del pago de la deuda.

Según lo pactado con el Fondo Monetario Internacional, Argentina debe concluir los próximos meses la renegociación de su deuda en títulos públicos, que alcanza los 87.050 millones de dólares, repartidos alrededor del mundo entre 152 tipos de bonos, emitidos bajo ocho jurisdicciones y siete monedas distintas.

Lo que esgrimen los bonistas es sencillo: si la economía argentina ha crecido más del 4% previsto en el pacto con el Fondo, el país debe aumentar sus pagos en relación a ese incremento.

La mayoría de los acreedores ha optado por organizar asociaciones que funcionan como grupos de presión ante el Gobierno de Argentina y el de sus propios países. Las hay en Italia, país que agrupa al 15,6% de los tenedores de bonos; en Estados Unidos y en Alemania, y su presión ha hecho mella en la buena relación que el FMI mantiene con Argentina. Su presidente, Néstor Kirchner, soporta las presiones a su estilo, con la resistencia de una mula y fuertes declaraciones.

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