O parque o templo

Los evangélicos sólo tuvieron tiempo para suspender repentinamente sus oraciones y sacar los enseres de sus dos parroquias. A las siete de la mañana, bajo la bruma y el frío, los técnicos del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), apoyados por un centenar de agentes de policía, irrumpieron en las dos casetas prefabricadas donde funcionaba la Iglesia Evangélica de Filadelfia, en el parque del Alto de San Isidro (Carabanchel) para desalojar a los fieles de ese lugar. La Junta Municipal de este distrito ordenó el derribo de los templos porque se encontraban "en una zona verde de forma ilegal".

Minutos antes de que los barracones fueran desmontados, unas 200 personas, gitanos en su gran mayoría, realizaron una misa protesta y calificaron la decisión municipal de un "atropello contra la libertad de culto". La iglesia venía funcionando en ese parque desde 1992 y convocaba, diariamente, a unos 500 evangélicos.

La esperanza de estos fieles es que el Ayuntamiento cumpla su promesa, formulada ayer, de permitir que sigan con su culto y su labor social en algún local de alquiler del Ivima en Carabanchel. "Queremos una solución rápida a este problema", pidió Mariano Blázquez, representante legal de la Federación Española de Entidades Religiosas de España (FEREDE).