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Los terratenientes se levantan en Brasil contra una reserva indígena

Han secuestrado a tres religiosos y cortado varias carreteras

Juan Arias

El anuncio del Gobierno de Lula de que va a declarar este mismo mes reserva indígena la zona Raposa Serra do Sol, un territorio de 1,75 millones de hectáreas en el Estado de Roraima, ha puesto en pie de guerra a los terratenientes que instalaron sus negocios allí una tras haber devastado miles de hectáreas de selva. Los terratenientes, apoyados por dos centenares de indios, mantienen cortadas varias carreteras.

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En Raposa Serra do Sol los terratenientes tienen plantaciones de arroz, soja y negocios ganaderos, por eso el anuncio del ministro de Justicia, Márcio Thomas Bastos, de declarar ese territorio reserva indígena ha caído como una bomba. Los terratenientes, apoyados por dos centenares de indios, han bloqueado con tractores, camiones y bloques de madera dos carreteras, la que une a la capital del Estado de Roraima, Boa Vista, con Manaos y Venezuela y la que va hasta la República de Guyana.

Además, 200 indios con atuendos de guerra han ocupado la Sede Nacional del Indio, en Boa Vista, y un grupo numeroso de agricultores ha entrado en el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria.

Para completar el panorama de revolución, tres religiosos extranjeros han sido secuestrados. El Consejo Indigenista Misionero ha protestado por ello y porque cree que se les está sometiendo a torturas. La Policía Federal ha confirmado el secuestro de Romildo Pinto, César Avellaneda y Juan Carlos Martínez, pero no las torturas. Los misioneros, que han denunciado también la destrucción de un hospital y de una escuela, han pedido al presidente Lula que firme rápidamente el decreto de reserva para acabar con las protestas.

El gobernador de Roraima, Flamarion Portela, que se pasó al Partido de los Trabajadores cuando Lula llegó al poder y ha tenido que abandonarlo tras sospechas de corrupción, está apoyando a los hacendados. Una de ellos, la terrateniente Isabel Cristina Ferreira Itikawa, que cultiva 2.700 hectáreas de tierra en la reserva, afirma que está de acuerdo con que los indios tengan su territorio, pero que se deben respetar las haciendas que ya están produciendo. En la zona que será decretada reserva para los 7.000 indios que allí viven, se han ido instalando en los últimos años hasta 8.000 personas que ahora tendrán que irse.

Por otro lado, en las ciudades de Iguatemi y Japora, en Mato Grosso do Sul, casi en la frontera de Brasil con Paraguai, cerca de 3.000 indios guarani-caiová, armados de arcos y flechas, han invadido el martes cinco haciendas de la región. Los indios quieren que las 1.600 hectáreas de que disponen pasen a 9.400, las que les prometió el Gobierno. En Brasil, cuando llegaron los portugueses, vivían cinco millones de indios. Hoy sólo 300.000.

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