El confuso 'anarquismo violento' italiano
El llamado anarquismo violento italiano es un magma difuso de grupos que utilizan nombres improvisados e intercambiables y que, a rebufo del movimiento antiglobalizador, ha desarrollado una creciente actividad en los últimos cinco años. Dos de sus líderes históricos, Claudio Lavazza y Giovanni Barcia, cumplen condena en España por delitos de homicidio y secuestro; ocasionalmente, bajo la denominación Células contra el Capital, las Cárceles, sus Carceleros y sus Celdas, esos grupos han colocado explosivos en sedes de Iberia, del Instituto Cervantes o del diario EL PAÍS para protestar por el encarcelamiento de los dos ideólogos.
El ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, pronosticó ante el Parlamento en noviembre pasado que el anarquismo violento intensificaría el ritmo de sus atentados, tradicionalmente toscos, realizados mediante artefactos o cartas bomba de fabricación casera y acompañados de un libro, para "asumir la hegemonía terrorista aprovechando la crisis de las actuales Brigadas Rojas-PCC", prácticamente desarticuladas en los últimos meses, y advirtió que "el terrorismo de baja intensidad" podía adquirir "una peligrosidad creciente".
La policía cree que esos grupos los forman jóvenes, camuflados dentro de otros movimientos (okupa, antiglobalización) y conectados con organizaciones similares en España y Grecia. Un hito, en opinión de Pisanu, fue la protesta contra la reunión del G-8 en Génova, en 2001: el "magma difuso" de que habla la policía se concentró en la ciudad y se establecieron muchas relaciones personales. Otro hito fueron los incidentes ocurridos en paralelo a la manifestación contra la UE celebrada en Roma el 4 de octubre; en esa ocasión se dio a conocer una formación llamada Europposizione. Poco después se produjo un atentado contra Iberia, tres atentados en Viterbo contra dos carabineros y un periodista local. Las acciones contra las instituciones europeas serían una nueva fase de una campaña con objetivos tan confusos como sus autores.
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