El terremoto de Bam
El terremoto que devastó la ciudad iraní de Bam me sugiere tres reflexiones:
1. ¿Por qué en EE UU y Japón los muertos pueden contarse con los dedos de las manos cuando se produjo otro seísmo semejante? La respuesta la conocemos todos: las casas de Bam son de adobe, hechas con materiales de mala calidad. Así pues, el derecho a una vivienda digna es tan vital como el derecho al trabajo, a la educación o a la sanidad, ya que los derechos humanos son indivisibles.
2. ¿Por qué la ayuda humanitaria ha tardado tanto en llegar cuando el tiempo juega en contra para las víctimas que han quedado heridas y sin sus casas, pero sobre todo para las personas que han quedado debajo de los cascotes, atrapadas por el peso de su propio hogar y sin saber si sobrevivirán? ¿Qué tribunal pedirá cuentas y a quién por este tipo de tan mortíferas parsimonias?
3. Como español me sentiría mucho más orgulloso si nuestras tropas, en lugar de estar en la guerra de Irak, hubiesen acudido inmediatamente a socorrer a todos los damnificados que han perdido casa, hogar, recuerdos, enseres personales, pueblo, vecinos, amigos, familiares y perspectivas de futuro.
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