La experiencia del Concorde

La identificación de las víctimas de una catástrofe aérea es un trabajo minucioso y riguroso durante el que hay que recoger elementos materiales (desde joyas a huellas digitales) que serán comparadas con los cuerpos mutilados o los restos encontrados.

En el Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería Nacional (IRCGN), de Rosny-sous-Bois, cerca de París, que alberga la Unidad de la Gendarmería de Identificación de Víctimas de Catástrofes (UGIVC), explicaron que ocho policías ante mortem ya habían empezado a pedir a las familias de las víctimas todos los elementos que ayuden a su identificación, que serán completados con los expedientes médicos de los fallecidos. Además, una docena de especialistas post mortem formarán una célula que reunirá los elementos recogidos en el lugar del siniestro. El trabajo de las células ante mortem y post mortem será examinado a continuación por una comisión que se ocupará de dar un nombre a cada cuerpo utilizando también técnicas de ADN. Creada en 1992 tras la catástrofe del Airbus en Saint Odile, la UGIVC ha realizado 20 intervenciones y ha logrado identificar a "todas las víctimas", en algunos casos en tres semanas, como en el siniestro del Concorde de Air France en julio de 2000 en París.