Los accidentes de carretera se cobraron el año pasado una muerte cada dos días en Euskadi

Ni las campañas de sensibilización, ni los planes de seguridad vial, principales empeños institucionales por reducir la mortalidad en las carreteras vascas, ha logrado su propósito en 2003. El año se cerró con 176 personas fallecidas, la cifra más elevada del último lustro, lo que supone que, por término medio, cada dos días murió una persona en el País Vasco en un accidente de circulación. Así, una buena parte de los avances registrados durante la década de los noventa en materia de seguridad vial se está esfumando. Un 30% de los muertos no llegaba a los 44 años.

El puente de la Inmaculada dio un dramático vuelco a las estadísticas a principios de diciembre. El año 2002 finalizó con 170 personas fallecidas en las carreteras y la tendencia de 2003, como la de toda la última década, era descendente hasta noviembre. Pero durante esos días festivos, hasta 14 personas murieron en accidentes de tráfico, evidenciando que todas las llamadas al civismo y a la responsabilidad en la conducción son pocas. En algunos casos, los siniestros se producen por el estado de las carreteras o de los vehículos, pero, en la mayoría, por la falta de diligencia de los conductores: "La velocidad inadecuada en el caso de los varones y la distracción en el de las mujeres", según un estudio realizado por el Servicio de Estadística de Tráfico.

Este informe, difundido ayer por Interior, ofrece un perfil de la persona fallecida en un sisniestro en la carretera idéntico al de años anteriores: un varón (el 77% de los casos) de entre 25 y 44 años (edad de uno de cada tres fallecidos) que conduce su vehículo a velocidad inadecuada, fundamentalmente durante el fin de semana, cuando se duplican los accidentes mortales. El 58% de los fallecidos son conductores, el 27% ocupantes y el 15% restante, peatones.

El director de Tráfico del Gobierno vasco, Jesús Arana, insiste en que el exceso de velocidad sigue siendo la causa principal de fallecimiento y, por ello, además de las medidas que ya viene aplicando Tráfico, anuncia que se realizarán campañas para concienciar a la sociedad de que superar la velocidad permitida es tan peligroso y reprobable como conducir bebido o drogado. El cóctel formado por la influencia del alcohol y el exceso de velocidad es el más presente en los siniestos donde se ven involucrados los jóvenes, los más graves.

Peores siniestros

La N-I a su paso por Guipúzcoa sigue manteniendo el primer puesto en la lista de la siniestralidad. En esta vía se registraron el año pasado quince de los siniestros mortales que se produjeron en este territorio. En Vizcaya, la N-634, con diez accidentes, es la vía que arroja el balance más dramático en cuanto a muertos y heridos.

Con todo, los percances más graves no se han registrado en estas carreteras, ni en la A-8, en la que han ocurrido diez percances (seis en Vizcaya y cuatro en Guipúzcoa). El 12 de junio, en la BI-3757 a su paso por Gallartra, en el municipio de Abanto Zierbena, cuatro varones de 20 a 43 años morían en un siniestro sólo comparable en pérdidas humanas al que se registró el 6 de diciembre en la A-68 en Zuia, en el que fallecieron cuatro jóvenes.

Las cifras de 2003 son malas. En todo caso, el balance de la última década refleja un descenso del 15% de siniestros con víctimas mortales y las autoridades confían en alcanzar el objetivo del 20% para el año 2006, tal y como recoge el Plan de Seguridad Vial vasco.

Mientras, 2004 no comenzó con buen pie en Navarra. Un joven de 24 años murió en Azagra y otro resultó herido grave en un accidente registrado en Caparroso. En Guipúzcoa, los bomberos se movilizaron tres veces para rescatar a los conductores de vehículos siniestrados en Azkoitia, Bergara y San Sebastián y, al cierre de esta edición, acababan de registrarse dos accidentes en la A-8 a la altura de Barakaldo. Aún se desconocía su gravedad.