El agosto de los Reyes Magos
Los trabajos de animador infantil se convierten en uno de los negocios estrella para quienes buscan un dinero extra
Las navidades son un negocio para los comercios tradicionales, para las grandes superficies y también para los Reyes Magos y sus sustitutos. El guineano Vito Ngache ha vuelto a ponerse estas navidades el traje del rey Baltasar para atender las peticiones de los miles de niños que acuden a entregar su carta de regalos en un centro comercial de la capital. Ngache, de paso, se gana así un dinero extra que añade a su empleo de operador de vídeo.
Este hombre trabaja normalmente en una empresa de fotografía y vídeo con sede en el paseo de Extremadura. El dueño de este negocio lleva cinco años vistiendo a sus empleados de rey mago para hacer el agosto en navidades. El negocio es sencillo. Por 10 euros, los niños pueden conseguir dos fotos al lado de su rey favorito, un dinero que los padres están muy dispuestos a desembolsar con tal de ver felices a sus hijos.
"¿Que si es rentable? Sí, claro, cada uno de nosotros nos sacamos unos 600 euros por estar aquí todas las navidades, más unos 12 euros en comidas todos los días", dice Ana María del Amo con una gran sonrisa y los ojos iluminados. Ella es la hija del propietario de la empresa y se presta sin ningún problema a vestirse de paje y cargar con los pequeños de un lado a otro de la tarima donde están sentados los magos. Su hermano Manuel es el encargado de hacer las fotos y conoce bien el negocio porque el año pasado tuvo que sustituir por unas horas a Melchor. "Terminé muy cansado y con los brazos doloridos de sostener a los chavales", recuerda.
La empresa de fotografía y vídeo tiene que pagar 3.000 euros de alquiler por estar desde el 15 de diciembre hasta el 5 de enero en uno de los pasillos centrales del centro comercial.
Vito analiza las compras de estas navidades con lo que los niños le han ido susurrando al oído. "Piden los juguetes que están de moda en la televisión y también se llevan los de siempre: las barbies, las Play Station y los ordenadores". A las dos de la tarde, los Reyes Magos terminan el turno de mañana. Las luces del expositor se apagan. Vito, ante los ojos atónitos de los niños que le señalan con el dedo, sale del centro comercial con la mochila al hombro, vestido aún de Baltasar y con el andar cansado.
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