Ocaso industrial
No hay que buscar excusas, los hechos son contundentes. Desde aproximadamente los 30 años que resido en Sevilla,no hago más que poner muescas en esa vara de medir que todos llevamos dentro. Desde ese tiempo he visto caer: Hytasa, Isa, Gillette, Cartuja, Casa, Astilleros, Cerámicas Bellavista, Uralita, Fábricas de Abonos... industrias que eran la excepción de un tejido empresarial más orientado al sector primario y a los sectores de servicios.
La Federación del Metal (Fedeme), a medida que iban cayendo las industrias, abría la caja de Pandora de su representación, incorporando subsectores del comercio y servicio. Ahora subsiste gracias al esfuerzo de unos ejecutivos que hicieron su proyección personal desde ella. El predicamento de Fedeme lo ha cogido la correspondiente al sector de la construcción; la del comercio sigue sin tocar bola, entre otras causas por la consabida atomización de movimientos representativos de calles y pueblos.
Como pasa casi siempre en educación, ahora que hay menos demandas de ingenieros superiores o técnicos, pues la realidad sevillana es otra, es cuando la oferta formativa está mejor que nunca, por su cantidad, calidad y diversidad. Las propuestas en materia de formación ocupacional y continua parece que están alineadas. Hoy se puede decir que estamos en disposición de preparar a los trabajadores, que tienen que demostrar sus competencias en otros territorios que el sevillano.
Las subvenciones están al día, las comunicaciones también, al igual que otros tipos de infraestructuras necesarias para el desarrollo industrial. ¿Qué está pasando en Sevilla? ¿Será cierto lo de los aviones...?
A nuestros ingenieros industriales no les gusta ejercer como ingenieros y los que lo hacen se van fuera. La fácil intromisión del mundo de los ingenieros en lo que es organización de empresas, en un tejido empresarial carente de industrias, motiva que éstos opten por derroteros de consultoría de recursos humanos, presidencias de cajas de ahorro, altos funcionarios de partidos, gobiernos locales, empresas públicas y Administración regional.
La proporción de peritos, que antes optaban por convertirse en pequeños y medianos empresarios, aún siendo más alta que la de los ingenieros industriales, está bajando. En paralelo, no ocurre así con el sector de la construcción, donde los aparejadores están al frente de pequeñas constructoras. Empresas por lo demás coyunturales.
Algo pasa en esta Sevilla que impide que el paradigma sea el convertirse en empresario industrial. Ya, incluso las del sector agroalimentario las propician ingenieros de otros lugares. Como botón de muestra, la misma Hispalense ha adoptado el acuerdo de suprimir el calificativo industrial de la Escuela Superior de Ingenieros. ¿Por qué será?
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