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Reportaje:

Pakistán impulsa la paz en Cachemira

India aplaude la renuncia de Musharraf a un referéndum en el disputado territorio

La paz parece asomarse a Cachemira después de dos guerras y más de cincuenta años de bloqueo por la exigencia de que se consultase a la población, mayoritariamente musulmana, sobre si quería integrar la región en India o en Pakistán. El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, ofreció por sorpresa esta semana aparcar el referéndum para buscar una vía que permita avanzar en una solución definitiva al conflicto.

"Si queremos resolver esta cuestión, los dos lados necesitan hablar al otro con flexibilidad, sobrepasando posiciones rígidas hasta encontrarse en cualquier parte a mitad de camino", declaró el jueves el líder paquistaní.

Sus palabras cogieron desprevenida a India, que tardó más de un día en reaccionar a este cambio de la posición paquistaní. Finalmente, a última hora del viernes, el ministro de Exteriores indio, Yashwant Sinha, dio la bienvenida a la propuesta de Musharraf, tras la reunión del primer ministro, Atal Behari Vajpayee, con la totalidad de su Gabinete.

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"Siempre sugerimos flexibilidad, pero Pakistán fue muy rígido", afirmó Sinha. India, sin embargo, nunca aceptó el plebiscito que demandaba Islamabad con el respaldo de la ONU. Las dos potencias nucleares, que ya han librado tres guerras desde la independencia, en 1947, estuvieron muy cerca en 2002 de un nuevo enfrentamiento armado, pero en los últimos meses ambos países han dado muestras de voluntad por apaciguar la situación. En noviembre pasado, también sus ejércitos, que llegaron a desplegar más de un millón de soldados cada uno en la línea de control y la frontera común, firmaron un alto el fuego.

Vajpayee ha anunciado que viajará a Islamabad para asistir a una cumbre regional que se celebra el mes próximo, aunque, de momento, no tiene previsto ninguna reunión con Musharraf. En India la renuncia al referéndum se interpreta como un "intento desesperado" del presidente paquistaní por estabilizar las relaciones con India para dedicarse a "barrer su casa", tras la evidencia, después del nuevo intento fallido de asesinarle, de que las redes de Al Qaeda y del extremismo islámico son cada día más incontrolables y amenazan la seguridad del Estado y a su persona. "Si no hay un diálogo político, son los moderados los que pierden y los extremistas los que ganan, y eso exactamente es lo que está pasando ahora", dijo el jueves Musharraf.

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Nueva Delhi nunca quiso desprenderse de una región que se extiende sobre las faldas del Himalaya y es considerada la joya del maharajá. El último virrey del Imperio Británico, lord Mountbatten, optó por volver a Londres dejando que fuesen los nuevos Estados independientes los que resolviesen la partición del disputado territorio, y, en ese mismo año de 1947, India y Pakistán se enzarzaron en su primera guerra por el Estado de Jamu y Cachemira. Bajo supervisión de la ONU acordaron un alto el fuego a través de una línea que dejó un tercio bajo control paquistaní y dos tercios bajo India, aparte de lo que administra China.

Denominada a partir de 1972 Línea de Control y vigilada por la ONU, India pretende convertir ésta en frontera definitiva, algo que Pakistán siempre rechazó de plano. Pero el movimiento surgido desde dentro de Cachemira en 1989 es independentista y exige un referéndum de autodeterminación, por lo que el referéndum tampoco garantizaría el traspaso de la región a Pakistán.

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