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Reportaje:

Robertson dice adiós a la OTAN

El político escocés deja la Alianza tras una época marcada por la división entre EE UU y Europa por la guerra en Irak

Lord Robertson de Port Ellen se marchó ayer de la OTAN que ha dirigido en los últimos cuatro años contando chistes a diplomáticos y funcionarios, fiel a su contagioso humor de sindicalista escocés y haciendo alusiones a la caída de Sadam. "Con su captura se ha extirpado un cáncer en Irak y en Oriente Próximo, pero no olvidemos el reto que supuso Irak", afirmó ante el Consejo Atlántico. "No ha sido una etapa fácil", confesaba días atrás este testarudo político laborista británico que vivió en febrero la crisis más grave de la organización desde la de los misiles nucleares en los ochenta, a raíz de la crisis de Irak y las diferencias que causó entre los socios.

"La situación es hoy mucho mejor que entonces", señala el que fuera ministro de Defensa en el primer Gobierno de Tony Blair, durante la guerra de Kosovo en la primavera de 1999. A sus 57 años, retorna a la vida privada, aunque será miembro de la Cámara de los Lores. Desde febrero, tras un mes de vacaciones con su esposa, trabajará muy bien remunerado en la compañía británica de telecomunicaciones Cables and Wireless como vicepresidente asesor de relaciones internacionales.

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"No cabe duda de que la crisis de febrero dañó a esta organización, aunque fuimos capaces de resolver el problema en sólo 11 días", afirma Robertson, el secretario general a quien los analistas más críticos definen como "el líder de la Alianza Atlántica más pronorteamericano" en los 54 años de la institución, y sus defensores como el "más cálido que ha tenido esta casa". Las heridas no han sido aún curadas. "Franceses y norteamericanos se siguen odiando educadamente", opina un funcionario. Francia, Alemania y Bélgica se resistieron hasta el último minuto a respaldar la petición de ayuda preventiva solicitada por Turquía en vísperas de la invasión de Irak. Su sucesor, el holandés Jaap de Hoop Scheffer, tendrá entre otras muchas esa tarea.

"Robertson se ha decantado demasiado del lado de EE UU, ha ido mucho más allá que Blair", opina un diplomático europeo. Y otro, que trabaja en una de las 19 representaciones de la entidad, es mucho más sangrante: "Permitió que se le metiera el embajador norteamericano hasta la cocina". Robertson dice que "EE UU sigue recelando de la UE", pero "hay que redoblar esfuerzos para evitar divisiones que no benefician a nadie y que alientan a fomentar el aislamiento americano. Las dos partes se necesitan".

Deja en su historial méritos a no despreciar, al margen de pasar a la historia por ser el primer secretario en invocar, tras el 11-S, el artículo V de la organización, que prevé el auxilio a un miembro atacado, y de dirigir la mayor ampliación del bloque militar occidental: siete países de la antigua órbita soviética que entrarán ya de pleno derecho en junio.

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El ninguneo norteamericano a la OTAN tras los atentados de 2001 exacerbó las críticas de quienes sostenían que la Alianza Atlántica ya no tenía relevancia tras el fin de la guerra fría y los titubeantes pasos en las guerras balcánicas, salvadas por la intervención militar de Bill Clinton. Pero la OTAN remontó, o quizá sea apenas un resurgimiento virtual, en la cumbre de Praga del año pasado. Los aliados se comprometieron a aumentar sus capacidades de defensa para desarrollar una fuerza de respuesta rápida, lista para combatir en cualquier lugar contra las nuevas amenazas: el terrorismo y las armas de destrucción masiva.

"La colaboración de la OTAN se necesita más que nunca y sigue siendo la primera fuente de recurso para emprender una misión militar como ha ocurrido en Bosnia, Kosovo, Macedonia, ahora en Afganistán, tal vez en Irak e incluso en Oriente Próximo", opina con verbo triunfalista. Otros cuestionan tal afirmación, sobre todo cuando se observan las dificultades que el propio secretario general ha tenido para tener más medios y poder afrontar con mayores garantías operaciones recientes.

La Alianza Atlántica dirige desde agosto la fuerza multinacional en Afganistán, en lo que supone la primera misión fuera de su área geográfica, y presta desde septiembre medios de planificación a Polonia en la división internacional en el centro-sur de Irak, en la que está también España.

"Las relaciones con Europa han sido excelentes durante su mandato", afirma un embajador del COPS (Comité Político y de Seguridad de la UE). La UE y la OTAN firmaron hace un año un acuerdo que facilita el acceso europeo a los medios de planificación y a los activos atlánticos y que permitió realizar la primera misión militar europea en Macedonia. Con su antecesor, Javier Solana, trabajó para desactivar una guerra civil en Macedonia en 2001. Bajo su mandato, la OTAN y Rusia han establecido una relación más estrecha. Frustraciones dice no tener, aunque una de ellas es la de abandonar Bruselas con un casi nulo conocimiento de francés. Cable and Wireless no ha tenido en cuenta esta aparente limitación.

Lord Robertson, ayer durante su discurso de despedida ante el Consejo Atlántico.
Lord Robertson, ayer durante su discurso de despedida ante el Consejo Atlántico.AP

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