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Aulas

La Fundación Auna, premiada por sus clases de informática para discapacitados psíquicos

Unos 40 jóvenes andaluces con síndrome de Down aprenden a navegar por la red

Hace cinco años casi nadie pensaba que una persona con síndrome de Down podía llegar a licenciarse en la universidad. Pocos confiaban en que los discapacitados psíquicos lograrían desempeñar trabajos en empresas o en organizaciones públicas. Ni siquiera que supieran conectarse a Internet desde casa o desde el trabajo.

En el año Europeo de los Discapacitados, las miradas se vuelven hacia este colectivo paradójicamente invisible pese a que lo que más les "delata" es su apariencia física. Personas con cara y ojos diferentes, como lo es el sobrino de Pedro Martín. Hace tres años que este profesor que ahora da clase de Informática en el centro Infosevilla tuvo un sobrino que nació con el cartel de discapacitado psíquico. El mismo cartel que llevan Laura, María del Mar, Daniel, Javier y Pilar, sus alumnos. Con edades comprendidas entre los 18 y los 26 años, los cinco acuden dos días por semana en la capital andaluza al aula de la escuela de Informática del profesor Martín para aprender las bases de la informática.

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Son los alumnos sevillanos del proyecto Bit (Bases Informáticas y Tecnológicas) que nació en 1999 y que recibió hace dos semanas el premio al mejor proyecto social y empresarial otorgado por la fundación internacional Bip Bip. Un proyecto que puso en marcha la fundación AUNA con la colaboración de la Fundación Síndrome de Down de Madrid y la Universidad Carlos III de la capital española.

"Una unión difícil pues son campos muy diferentes y costó juntarlos para que naciese este programa", según la coordinadora del programa y miembro de la fundación AUNA Rocío Miranda de Larra. Un programa pionero en el mundo y que ha posibilitado que cerca de 400 alumnos reciban clases de informática e Internet en España y en Portugal. En España hay cerca de 290.000 discapacitados intelectuales.

En Andalucía, cerca de 40 personas están apuntadas a este proyecto. Sevilla, Cádiz, Málaga y Almería cuentan con alumnos cuyo número es desigual. En Sevilla por ejemplo apenas ocho alumnos, cinco con síndrome de Down y tres con discapacidad psíquica, siguen las clases de Informática. Pocos para el profesor Martín que declara que "las barreras las ponen muchas veces los padres que piensan que esto es inútil". En el aula los alumnos tienen diferentes niveles. Algunos con play station en casa y acceso a Internet no parece que tengan grandes complicaciones, otros como María del Mar que no había utilizado un ordenador nunca ha tenido una evolución "espectacular" según su profesor.

Los alumnos que empezaron el curso en octubre aprenden desde cómo encender el ordenador hasta navegar por la red. En clase, el profesor Martín que ha recibido un curso on line en educación especial, insiste una y otra vez al grupo de alumnos en cómo utilizar la barra espaciadora del teclado. "Aprenden rápido aunque el problema es que si no se insiste mucho luego lo olvidan pronto" señala el profesor. "Si en los primeros años se tira la toalla, que es lo que pasaba antes, luego no pueden recuperarse. Una persona con síndrome de Down que tiene ahora 30 años nada tiene que ver con las generaciones que vienen y que dentro de poco tendrán esa edad y que están mucho más despiertas". Para Martín lo que no es normal es que un padre con tres alumnos apunte a los dos que no tienen ninguna discapacidad a clase de informática y al tercero lo deje fuera.

"La integración comienza en las familias y luego también en la sociedad y si el ordenador esté en todos los lugares lo normal es que todo el mundo lo pueda utilizar" concluye.

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