El Gobierno se compromete a extraer el fuel del 'Prestige' en 2004

El Gobierno se comprometió ayer a concluir en septiembre próximo la extracción de las 13.700 toneladas de fuel que aún contienen los tanques sumergidos del Prestige. El método finalmente escogido por el Gobierno y la compañía Repsol YPF es el que ya se había probado en alta mar, consistente en la absorción del combustible mediante el empleo de unos receptáculos denominados lanzaderas. La operación, que se iniciará en primavera, costará al Estado unos 99 millones de euros.

El Ejecutivo anunció ayer con todo el boato la solución definitiva para el fuel hundido con el Prestige, que ni en los detalles técnicos ni en el calendario comprometido ofrece grandes novedades respecto a lo que ya se había comunicado en los últimos meses. Al tiempo que el Consejo de Ministros aprobaba el plan final para liberar el combustible que permanece en los tanques del petrolero, a casi 4.000 metros de profundidad, el vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, y el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, se desplazaban a Galicia para presentar el proyecto junto al presidente de Repsol, Alfonso Cortina, y el jefe del Ejecutivo gallego, Manuel Fraga. Pese a que el acto estaba convocado por el Gobierno tampoco faltó el secretario general del PP, Mariano Rajoy, cuya presencia fue criticada por la oposición gallega.

Como ya se venía insinuando desde finales del verano, la solución definitiva consistirá en el empleo de lanzaderas, aunque finalmente no serán las grandes bolsas que ya se habían probado en el pecio, sino cinco cilindros de aluminio de 21 metros de largo por 4,7 de diámetro con capacidad para almacenar 300 toneladas cada uno. Estos recipientes se acoplarán a los orificios que serán abiertos en los tanques de proa del petrolero para facilitar el flujo natural del hidrocarburo. De ese modo el fuel será recogido sin necesidad de bombearlo por medios mecánicos. Las lanzaderas se izarán hasta 40 metros de profundidad y desde allí trasvasarán la carga a un buque almacén, otra de las novedades sobre el plan previsto inicialmente. Con estos cambios se pretende garantizar que los trabajos no sean interrumpidos en caso de que empeorase el estado del mar.

La operación se iniciará en primavera y se prevé que dure unos 145 días. Aproximadamente un 10% de la carga del Prestige no se podrá extraer, pero el Gobierno se compromete a eliminar ese residuo con el sistema de biorremediación, el uso de bacterias que degradan el combustible. Ese mismo método se empleará también para retirar las 700 toneladas que quedan en la popa del buque, a la que no se aplicarán las lanzaderas. La operación costará 66 millones de euros, a los que se suman los 33 que ya se han gastado en las pruebas realizadas hasta ahora.

El Gobierno y Repsol decidieron finalmente desechar la otra solución prevista, la instalación de una gran marquesina que confinaría el pecio para evitar que se propagase el fuel. Este sistema era más caro -151 millones de euros-, no se podría concluir hasta 2005 y tampoco se había experimentado en el mar.

El Consejo de Ministros también aprobó ayer un real decreto que permitirá cobrar indemnizaciones a los armadores no embarcados y a las cofradías que dejaron de percibir las cuotas de sus socios durante el desastre.