Valencianos: ahora nos toca
Esta semana pasada se han dado cinco hechos aparentemente menores pero que pueden ser fundamentales, si uno no está equivocado en su lectura e interpretación:
a) El ministro de Fomento ha reconocido que con los presupuestos actuales no habrá Línea de Alta Velocidad (LAV) con Madrid, antes de 2010 y el consejero José Ramón García Antón, alejado afortunadamente de pasadas descalificaciones, ha asumido con gallardía que no está en condiciones de dar una fecha para esta obra.
b) EL PAÍS del pasado miércoles publicaba un trabajo firmado por Eduardo Beut, a titulo particular -un artículo que me hubiera gustado que firmara como vicepresidente de la corporación creada por las cajas valencianas-, que con la vista puesta en el marco del Plan de Infraestructuras 2004-2010 de la Generalitat, escribía que en nuestra Comunidad "se necesita que seamos realistas y pidamos lo imposible... Si antes tenemos resuelto el diseño financiero". Existen, decía el economista, decisiones fundamentales a tomar y defendía que la financiación público-privada aparecía como una posibilidad a meditar y a pactar democráticamente, apoyando de forma rotunda las planteamientos de la Presidencia de la Generalitat en este tema. Por cierto, ¿Están en la misma línea los directores generales de nuestras cajas de ahorro?
Algunas promesas políticas han mostrado sus veleidades, pero la sociedad civil no se desanima
c) El pasado jueves, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Francisco Pons, después de reivindicar la infraestructura de la LAV para el 2007, dio un paso más en el debate, aclarando que los empresarios de su asociación están dispuestos a colaborar en la financiación de esta infraestructura. Para ello, aseguró, quieren mantener los contactos necesarios con la Administración, para ver cómo esta colaboración financiera puede materializarse. Algo que, añado, es un debate absolutamente abierto en toda Europa, en estos momentos y claramente impulsado por la UE. Desgraciadamente nuestras cajas de ahorros, al contrario de lo que ocurre en otras autonomías, están missing en este tema, aunque ello no impide que simultáneamente estén perdiendo millones en iniciativas como Terra Mitica
d) El nuevo Gobierno catalán, en su declaración programática hablaba con total claridad de reforzar el eje mediterráneo y al parecer por primera vez, el mundo político catalán va a mirar hacia al sur del Senia, dejando de hacerlo únicamente más allá de los Pirineos. Por fin avanzamos catalanes y valenciano y no sólo en unidad lingüística, enseñen lo que enseñen las escuelas oficiales de idiomas.
e) Las comarcas de l'Horta Sud y la Ribera se manifiestan ante la Generalitat, aunque con un retraso importante, pues callaron cuando tocaba buscar alternativas, sobre el impacto que supone que tanto la conexión ferroviaria transversal Murcia-frontera francesa, como la radial Valencia-Madrid, utilicen el mismo tramo Xàtiva-Valencia. Ello es una de las consecuencias de haber decidido que a Madrid se va vía Albacete, cosa que no sería tan impactante si se hubiera optado por la llamada solución directa por Cuenca.
La visión de un optimista patológico, es que las cosas han cambiado:
-Algunas promesas políticas han mostrado sus veleidades, pero la sociedad civil no se desanima.
-Parte del capital autónomo, en línea con lo defendido por la Comisión Europea (a la que así podremos pedir cofinanciación con autoridad moral) está, por fin, dispuesto a plantearse su presencia en infraestructuras ferroviarias y no sólo en autopistas de peaje.
-Las decisiones del Pacto de Murcia sobre la LAV muestran su ineficacia y falta de realismo y los votantes valencianos ya sabrán a qué atenerse con sus firmantes.
-Nuestros vecinos catalanes parecen dispuestos a sentarse a hablar para articular el eje mediterráneo.
Por todo ello, Generalitat, empresarios, cajas de ahorros (probablemente a través de su corporación financiera) y la sociedad civil en su conjunto, deben anticiparse a los inevitables problema técnicos y financieros que, sin duda, planteará Fomento para justificar las fechas previstas en sus planes y sus retrasos eventuales. Con el mítico 2007 como horizonte y excusa, permítaseme plantear, además, algunas vías de solución:
a) Clarificar el papel que debe jugar el sector financiero valenciano, tanto el privado como las cajas de ahorros, en la consecución de unas infraestructuras ferroviarias de futuro.
b) Finalizar rápidamente la declaración de impacto ambiental tanto de la línea Cuenca-Madrid como de Valencia-Castellón-Oropesa.
c) Mejorar la señalización y eficiencia del tramo Oropesa-Vandellós, con traviesa polivalente incluida, para poder empalmar desde allí con las obras que se están haciendo al sur de Tarragona con el fin de conectarnos con la parte más meridional del AVE Lleida-Barcelona, que pasa muy cerca de Reus y así acceder a la salida a Francia.
d) Reevaluar los actuales proyectos entre Valencia y Xàtiva y replantearse, en su caso, la prioridad de la línea Valencia-Cuenca, desligándola de su entrada en la ciudad de Valencia usando, de momento, Manises como puerta tanto a Madrid como a Castellón, a la espera de culminar el Parque Central.
Soy consciente de que este programa es apresurado y tendrá muchas dificultades, pero ha sido tanto el tiempo perdido discutiendo lo obvio y sin trabajar con ilusión colectiva, que hay que buscar y articular metas comunes y racionales. Generalitat, PSPV-PSOE (y lamento con dolor no poder incluir al tercer grupo parlamentario, pues ha dicho que de LAV nada) y la sociedad valenciana, incluidos sus grupos nacionalistas, tienen una oportunidad que deberíamos considerar con la urgencia que el calendario y el futuro de nuestros hijos impone.
Gregorio Martín es catedrático de Ciencias de la Computación de la Universitat de València.
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