_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El peso de España

No llega José María Aznar en la mejor de las condiciones al Consejo Europeo de Bruselas, donde debe aprobarse entre hoy y mañana la primera Constitución de la Unión Europea. El objetivo de España en esta cumbre es preservar el peso institucional en una negociación muy difícil, a la que el presidente del Gobierno se enfrentará aislado en la actual UE de 15 miembros y con el único apoyo público de uno de los nuevos, el presidente polaco, Alexander Kwasniewski. El mandatario de Polonia, sin ser todavía socio del euroclub, ya amenaza con vetar, mientras que Aznar cuenta con mayor margen de maniobra, pues ha mantenido una posición hermética y no ha esgrimido como una amenaza el derecho de veto que le proporciona la imprescindible unanimidad.

Más información
Aznar apuesta por aparcar el reparto de poder para salvar la cumbre europea

Buena parte del protagonismo de la cumbre estará en manos del actual presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, que debe grandes favores a Aznar y ha prometido gratas sorpresas para España y Polonia, después de un semestre de abulia respecto al sistema de decisiones por mayoría cualificada en el Consejo comunitario. Aunque nada cabe excluir, resulta difícil pensar que Aznar pueda bloquear el nacimiento del primer Tratado Constitucional europeo. Sería un legado de imposible gestión para su sucesor, sea cual sea, en La Moncloa.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

España salió muy bien parada del Tratado de Niza, tratada casi como uno de los cuatro grandes en un sistema de ponderación de votos harto complicado. Ahora, con la excepción de España y Polonia, entre los 25 que han de aprobar la Constitución hay un decantamiento general a favor de un sistema de decisión más sencillo: mayoría simple de Estados y mayoría cualificada (60%) de población. Es un cambio que va en la dirección que proclama la Constitución para la doble legitimidad en la toma de decisiones: emanada de los Estados y de los ciudadanos. Pero, con este sistema, España, además de perder peso, ve también mermada su capacidad de bloqueo de las decisiones indeseadas mediante alianzas con otros países.

La presidencia italiana llega con demasiadas cuestiones abiertas a Bruselas. Si no fracasa, lo más probable es que de este Consejo Europeo salga un pasteleo de compensaciones sin una visión estratégica europea. Aznar dispone de opciones: aumentar el porcentaje del 60% al 66% de población (el sistema acordado en Niza equivale a un 72%), lograr mayor representación en el Parlamento o en la Comisión y aplazar la entrada en vigor del nuevo sistema. No es la capacidad de bloqueo lo que da dimensión europea e internacional a un país, sino su capacidad para establecer alianzas y puentes alrededor de grandes proyectos que le interesan. Europa entera se juega mucho en esta cumbre, pero también España y, por supuesto, su Gobierno. Los votos, siendo importantes, no lo son todo. De lo que allí suceda depende que Aznar deje a su sucesor un legado de mayor o menor influencia de España en la UE.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_