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Columna
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Responsabilidad

El pasado día 4, en la Fundación Antares Foro y presentado por Amparo Rubiales, Santiago Carrillo pronunció una conferencia en homenaje a la Constitución española. El orador afirmó haber tenido el honor de participar en la redacción de aquella Constitución tan progresista, desde un Parlamento en el que la izquierda era minoría y con una partido -UCD- verdaderamente reformista y presidido por Adolfo Suárez. Un periodo, continuó el conferenciante, marcado por la responsabilidad tanto política como histórica, en el que lo más notable fue la unión de las dos Españas: por primera vez se crearon, entre todos los políticos, relaciones que aún perduran. Santiago Carrillo dijo que difícilmente se hubiera podido aprobar la misma Constitución hoy día. Y es que me da la sensación de que aquel sentido de responsabilidad que se extendió entre políticos, intelectuales, profesionales y todo tipo de personas, sólo se suele dar en momentos muy especiales, vírgenes de intereses propios o de partido, y por eso no es fácil que se repita.

Después, el orador pasó al tema de las autonomías, en las que, según expresó, algunas personas se sienten como si hubieran desencadenado fuerzas que no pueden dominar. Añadió que el Estado de las Autonomías, aquello que se llamó "café para todos" surgió de la Unión del Centro Democrático (UCD), y que algunas personas de la izquierda, que sólo pensaban en las autonomías históricas -Cataluña, País Vasco y Galicia-, no lo veían tan claro; aunque ahora lo vean justo, razonable y que ha dado buenos resultados. Muchos de los que lo aprobaron, continuó, no se imaginaban lo que iba a resultar. Me pregunto cuántas personas se imaginaron lo que de verdad ha sido.

Diecisiete poderes reales, dijo el conferenciante, y que el poder suele querer más poder es una realidad que hay que asumir. Creo que de eso a nadie le cabe duda. Ni tampoco le gusta a Carrillo ni a casi nadie el plan Ibarretxe, aunque él opina que tienen derecho a que se discuta para llegar a un acuerdo. En ese derecho está el problema.

Fue una conferencia esencialmente política, con ese tono tranquilo que caracteriza al orador. Deberíamos colaborar todos para impulsar el resurgimiento de aquella responsabilidad que hubo cuando se redactó la Constitución.

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