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AVE: Responsabilidades políticas y empresariales

Tener razón, a veces, conduce a la melancolía, ya que los argumentos se dan para que se hable de datos, no de engaños. Cuando todo se aclara y llega la frustración, sólo cabe pedir responsabilidades. Estos son los hechos:

Excepto escasísimas excepciones, la clase empresarial valenciana ha vivido al margen del debate del futuro de la movilidad de la Comunidad Valenciana, basada casi exclusivamente en la carretera. Ellos sabrán el porqué de su silencio (las novelas de Ferran Torrent no son mala referencia para ello), pero todos padeceremos las consecuencias de esta falta de reacción y criterio por parte de los actores de una economía que hunde sus raíces en la exportación de los productos de su tierra y de sus hombres.

Ninguna conexión ferroviaria de la Comunidad Valenciana (ni la radial Valencia-Madrid, ni la mediterránea Alicante-Valencia-Castellón-Barcelona) tiene mayor prioridad europea que la que pueda tener la Zaragoza-Teruel, sea dicho con el máximo respeto. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, ha confirmado lo que era evidente para todos los que seguimos el proceso: de los proyectos europeos sólo uno (el número 19, Interoperabilidad de la red de alta velocidad ferroviaria de la Península Ibérica, es decir, la adaptación al ancho de vía europeo) incluye la conexión Madrid-Levante y el corredor Mediterráneo; su valoración global es de casi 24.000 millones de euros (¡6 billones de pesetas!). Ante su dimensión, la Comisión Europea (a través del informe Van Miert) sitúa su finalización en el 2020, mientras que Álvarez-Cascos lo hace como mucho en el 2010. Opinen lo que quieran, porque lo importante es que ambas fechas quedan fueran del actual Plan de Infraestructuras que finaliza en el 2007 (Copa del América incluida). Lo que ocurra mas allá de esta fecha es pura especulación.

Los corredores ferroviarios prioritarios europeos ya están definidos y el próximo día 12, en la reunión de jefes de Gobierno, tomarán cuerpo, con la supuesta satisfacción y silencio de nuestros empresarios. Con la óptica del 2010, son éstos:

Como Líneas de Alta Velocidad:

- Lisboa/Oporto-Madrid

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- Madrid-Barcelona-Figueras-Perpignan

- Madrid-Vitoria-Irún-Hendaya (Y vasca incluida).

Como líneas de ferrocarril convencional:

- A Coruña-Lisboa-Sines

- Lisboa-Valladolid.

Inclúyanse en esta relación los 6.200 kilómetros restantes de nuestra red ferroviaria del citado proyecto 19 de interoperabilidad y sus seis billones de pesetas.

El día 12 se impulsarán una serie de tramos específicos,la Lista rápida, que complementarán estos tramos, con el 2010 como perspectiva. Debe saberse que en esta Lista rápida, que nadie se engañe, no se incluye ni un solo kilómetro del proyecto 19, el único que afecta a nuestra Comunidad.

El ministro de Fomento no dice la verdad completa, cuando declara: "Todo el plan de infraestructuras español es lista rápida porque está previsto para antes del año 2010". Además insiste: "No hace falta pedirlo porque ya es lista rápida". Aunque se manden a Bruselas papeles que hablen del 2010, en la Comisión no es de recibo, y no van a actuar como si España tuviera la capacidad de enfrentarse a los citados seis billones de pesetas y a los proyectos que acabamos de listar. Por ello, ni el AVE a Madrid ni el corredor mediterráneo al sur de Figueres están recogidos en esta lista, que la Comisión Europea presentó el pasado 11 de noviembre y que se beneficiará de las inversiones previstas en la llamada "iniciativa de crecimiento", que en el caso de España los proyectos sí consensuados, superan los 17.000 millones de euros.

Para explicar esta situación, el ministro recordó que el corredor Madrid-Valencia fue el último proyecto ferroviario de alta velocidad en decidir el trazado -en enero de 2001- debido a problemas entre las comunidades. Ese retraso en la definición del proyecto ha repercutido en el proceso de ejecución, lo que demuestra que "la voluntad política no lo puede conseguir todo". Es difícil decir más en menos: la incapacidad de Zaplana y su equipo para encontrar un acuerdo es el culpable y la Comunidad Valenciana llegó tarde. Ahora todo depende de lo que el Estado español pueda hacer, sólo que se están tomando otras prioridades que hace meses no existían, como por ejemplo el Madrid-Lisboa.

Aunque la Generalitat acuse al abajo firmante de acomplejado y de no querer reconocer que el AVE es una realidad, y los representantes empresariales se muevan entre el apoyo al poder o al silencio más vergonzante, lo cierto es que Álvarez Cascos ya ha dicho que para el 2007 imposible, que quizás para el 2010 y Bruselas frente al total de compromisos, prefiere dejarlo en el prudente capítulo del 2020.

Si hasta Álvarez Cascos y la propia Comisión corrigen lo que se está vendiendo en Valencia, ¿por qué se sigue ocultando la verdad?, ¿por qué Canal 9 sigue mintiendo en sus informativos?, ¿por qué el empresario calla y otorga? La democracia exige que cada uno asuma su responsabilidad y aquí parece que nadie vaya a asumirla, y esto más que preocupante es una ignominia.

Gregorio Martín es catedrático de Ciencias de la Computación de la Universitat de València.

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