"Hay que intentar entender la mente del monstruo nazi"

Setenta entradas, de "Águila" a "Willendorf (Venus de)", pasando por "Arma milagrosa", "Grial", "Hielo", "Mein Kampf", "Parsifal", "Runas", "Tule" o "Valhalla" (y también "Autopista", "Montserrat" y "Vegetarianismo") componen el núcleo del Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo (El Acantilado) que, con prólogo de Rafael Argullol, ha publicado la germanista y doctora en Filología Románica Rosa Sala Rose (Barcelona, 1969). Excepcional en el panorama editorial español por su tema y alcance, el libro pasa revista de una manera a la vez erudita y extraordinariamente amena y sugerente a los materiales que compusieron el universo mental del nacionalsocialismo. El papel de Hitler como icono religioso, su relación con el lobo (vía Wotan pero también por cierta coquetería), la simbología de la esvástica (un triunfo del diseño que obligó a los propios nazis a moderar su uso), la concepción nazi del fuego y la abracadabrante cosmogonía de Hörbiger, las razones de las expediciones de las SS al Tíbet y el afán arqueológico de Himmler, el seminal mito ario o la metáfora parasitaria del judío, son algunos de los asuntos que trata Sala en esta auténtica disección del magma oscuro del nazismo.

Pleno de informaciones apasionantes (la influencia de los nazis en el rito de la antorcha olímpica, la visión pre 11-S de Hitler del derrumbamiento de los rascacielos de Nueva York -que él imaginó causada por sus futuros bombarderos Messertschmitt de largo alcance-, o el hecho de que los nazis fueran los primeros en lanzar una gran campaña antitabaquismo), el libro incluye la revelación de que la primera mención de Hitler a una Solución Final para los judíos la hizo en una entrevista con un periodista catalán, en 1923. "Sí, con Eugeni Xamar, y se publicó un año antes de la que se tenía por la más antigua referencia de Hitler a la cuestión, en un pasaje del Mein Kampf escrito en 1924", explica Rosa Sala. "Este dato no se conoce en Alemania aún y tengo pensado escribir un artículo sobre el tema para una revista alemana".

La estudiosa escribió su Diccionario a raíz de una investigación sobre el uso político de los mitos y las religiones seculares. "El tema nazi era un buen ejemplo, pero al enfrentarme a él vi que había poco escrito sobre el nazismo en ese aspecto de religión política y así nació este libro". Para Rosa Sala, ha sido un viaje interesantísimo a los mecanismos simbólicos que permiten "entender la mente del monstruo". Ella opina que apenas ha rozado su objetivo. "Pero aventuraría que el nazismo muestra esquemas de un pensamiento bastante primitivo, basado en polarizaciones y antítesis -judío / ario, luz / oscuridad, fuego / hielo-, lo que no evita que haya también fuentes racionalistas en este magma enorme, una combinación muy extraña de elementos místicos, irracionales, y de un concepto cientifista de la realidad". Precisamente, subraya, "un aspecto inquietante y paradójico del nazismo es su obsesión por la validación científica; lo que es lógico porque al fin y al cabo el nazismo se basa en principios biológicos". Eso explica las expediciones, la arqueología o la investigación racial. Sala considera que el complejo corpus nazi, que presentaba tantos elementos difíciles de armonizar, hubiera desembocado, de no perder la guerra Hitler y tras varias generaciones, en algo en verdad aterrador, "un constructo, una visión cohesionada, una alternativa al pensamiento humanista".

La germanista estima que se analiza poco la mentalidad del nazismo, "al que execramos sin conocerlo del todo". Para ella, "hay que conocerlo, porque es la manera de combatirlo e incluso de prevenirnos frente a las afinidades que presenta nuestra sociedad con él: las imágenes de Riefensthal, por ejemplo, no están tan lejos de la exaltación viril de ciertos anuncios de perfumes masculinos".

Una de las conclusiones que ha sacado Rosa Sala tras su estudio es que no es válida la tesis de Lukács de que el nazismo fuera el camino único alemán, el resultado de su abandono a la pasión. "El sancta sanctórum del nazismo es la idea abstracta y biológica de lo ario, y eso sale de la ilustración, no del romanticismo, de la pasión por clasificar que dio nacimiento al racismo". La estudiosa considera indispensable, pese a la aprensión que pueda causar, la visita al "desván del nazismo", para airearlo y arrebatarle la atracción que suscita a menudo lo oscuro y prohibido. "Su universo mitológico y simbólico es despreciable", concluye, "pero esa aseveración debe nacer del conocimiento empírico y no sólo del sentimiento".