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Reportaje:

Aprendiendo a quererse

Una quincena de mujeres marginadas reciben en Gandia formación y una primera oportunidad laboral

Hace menos de un año sus únicos ingresos procedían de la mendicidad o de las ayudas que les proporcionaban Cáritas y los servicios sociales municipales. Hoy reciben un sueldo mensual, pequeño pero suficiente para haber despertado en ellas valores hasta ahora desconocidos. Una quincena de mujeres residentes en Gandia, en situación de exclusión social, reciben formación y han tenido su primera aproximación a una simulación laboral a través del Proyecto Judit, incluido en el Programa Equal-Cresol del Fondo Social Europeo, que cuenta con la colaboración de Cáritas y del Ayuntamiento de Gandia. El proyecto está dirigido a la inserción socio-laboral de mujeres con problemas de integración y sin recursos personales, formativos, ni materiales para conseguirlo por ellas mismas. Consiste en un taller pre-laboral de reciclaje de ropa, donde se trabaja en la selección de prendas de segunda mano o procedentes de donaciones de empresas. El material pasa un proceso de lavado y etiquetado y se vende a precios módicos en la tienda @rropa, sita en la Plaza de los Apóstoles, junto a la Colegiata.

Pero el programa no sólo pretende ofrecer a mujeres sin recursos una oportunidad laboral remunerada, sino que tiene un objetivo integral de ayudar además a este colectivo a mejorar otros aspectos personales como su autoestima, explica Charo Estruch, coordinadora del proyecto. Son jóvenes (de entre 18 y 35 años), que carecen de formación y de recursos personales para integrarse en el mundo laboral y social. La mayoría tiene cargas familiares (dos o tres hijos como mínimo), procede de familias desestructuradas, y algunas carecen hasta de hogar propio. Hay casos de malos tratos, mujeres que viven solas, y otras que subsisten de los servicios sociales o la mendicidad. Los inicios fueron duros, comenta Charo. "Partíamos de que la mayoría de ellas no tiene formación alguna, no han tenido nunca una disciplina mínima de organización", ni en casa, ni de estudios, ni de trabajo. Para hacer frente a esta situación el programa incide en actividades dirigidas a la "reconstrucción" de su autoestima, a superar su timidez, complejos y prejuicios: acciones como contar experiencias en público, o el hecho de tener que mirar a la otra persona a los ojos eran barreras.

Junto a Charo colabora en el programa Amparo Blasco, psicóloga y trabajadora social que empezó en el taller como voluntaria. El papel del voluntariado es otro de los pilares fundamentales del proyecto Judit. Una quincena de mujeres participan altruistamente en las tareas del taller, y ofrecen clases de alfabetización, cursos de nutrición y alimentación, economía doméstica, relajación y actividades de desarrollo personal, entre otras. Uno de los principales problemas es el hecho de que la mayoría de las mujeres adscritas al proyecto nunca han asistido a clases, no saben lo que es seguir un horario de estudio o de trabajo y, lo más complicado, carecen de unas normas mínimas de convivencia. "Es difícil hacerles entender que lo que están haciendo es para su beneficio y que necesitan una disciplina", comenta Amparo. Para actuar sobre esta faceta, el taller impone un horario matinal de 9 a 12, con descanso para el almuerzo, y una planificación de actividades para toda la semana. Las faltas por retrasos o no asistencia se pagan con multas económicas que se descuentan del sueldo. Se pretende así, dice Charo, que aprendan a seguir unas normas de conducta, y que si en un futuro consiguen trabajo deben cumplir horarios y disciplina.

En sólo un año de funcionamiento el taller ha empezado a dar sus frutos. Varias de las mujeres ya han probado suerte en la búsqueda de empleo en una carnicería, en una peluquería, y en los servicios municipales de mantenimiento. Hay dos casos que se han apuntado a la escuela de adultos para mejorar su formación al verse rechazadas por carecer de formación. Pero lo más importante es que han empezado a valorarse y ahora saben que son capaces de hacer cosas por sí mismas.

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