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Entrevista:JOAN RIGOL | Presidente del Parlament | LOS PARTIDOS, EN BUSCA DE LA MAYORÍA

"No llegaremos a las generales sin Gobierno"

Francesc Valls

Joan Rigol, a pesar de su adscripción a Unió Democràtica, ha sido considerado siempre un hombre de consenso. Nacido hace 60 años en Torrelles de Llobregat (Baix Llobregat), dejará el próximo mes de diciembre la primera línea política como presidente del Parlament.

Pregunta. La elección de presidente del Parlament, el 5 de diciembre, ¿será un preludio de las futuras alianzas?

Respuesta. Las distintas formaciones, para buscar acuerdos de gobierno, pondrán ahora sobre la mesa una serie de responsabilidades institucionales que se deben coordinar y pactar: la presidencia de la Generalitat, el cargo de conseller en cap, si lo hay, y la presidencia de Parlament.

P. Tras la constitución del Parlament, su presidente se entrevista con los cabeza de lista...

R. Sí, tiene 10 días para convocar el debate de investidura y antes debe haber hablado con todos los presidentes de grupo parlamentario para indagar sobre qué gobierno ven viable. Luego propone un candidato que será sometido a la investidura. Si no obtiene mayoría absoluta en la primera vuelta, a las 48 horas se vuelve a convocar pleno. Entonces debe conseguir mayoría simple. Si eso no surtiese efecto, se vuelve al plazo de 10 días y se sigue el mismo ritual. Si al cabo de dos meses de la primera votación no hay presidente, deben convocarse elecciones.

P. ¿Puede llegarse con esta situación de interinidad hasta las elecciones generales de marzo?

R. Creo que no. Conociendo la cultura política dominante en Cataluña sería muy extraño. Como máximo llegaríamos al 15 o 16 de febrero.

P. En esta legislatura, ¿cuáles han sido sus mejores y sus peores momentos?

R. He sentido satisfacción cuando a mi convocatoria se han reunido los presidentes de grupos parlamentarios para hablar muy a fondo de cómo veían el país. De aquí nació la propuesta de derechos y deberes de los catalanes, que no es otra cosa que una lectura sobre qué bases debe sostenerse el demos catalán, que engloba tanto al catalán que viene de una familia del siglo XII como al que hace poco aún estaba en Nador. Todos deben saber que viven en un país en el que tras un deber hay un derecho, una corresponsabilidad cívica que levanta el nivel de conciencia de ciudadanía. Esta conciencia es la que da dignidad a la catalanidad.

P. ¿El acuerdo sobre terrorismo también es otro de sus buenos recuerdos?

R. Efectivamente. Lo viví con sufrimiento, porque ETA estaba asesinando concejales y policías en Cataluña con una frecuencia escalofriante. Se había firmado el pacto antiterrorista entre PP y PSOE. Pero la correlación de fuerzas en Cataluña era distinta. Eso dificultaba la traslación de actitudes democráticas compartidas. Intentar superar esta situación e intentar una unidad catalana frente el terrorismo fue una de las cosas que más me complació. Lamento algunos fallos personales míos que he intentado paliar pidiendo disculpas y encontrando la benevolencia de personas a cuya altura no he sabido estar en un momento determinado.

P. ¿Hay especificidad catalana en la forma de hacer política?

R. El catalanismo político nace como un intento de hacer política muy próximo a los intereses de los ciudadanos. La primera república de Francesc Pi i Margall y Estanislau Figueras ya era un intento. En Cataluña se ha querido hacer política desde el compromiso cívico de la propia sociedad y no desde los poderes fácticos. Esta complicidad de sociedad y política hace que los propios políticos seamos más ágiles a la hora de buscar acuerdos. Además, en Cataluña hemos tenido momentos de vida común en la clandestinidad, bajo la dictadura, lo que ha reforzado esos lazos y ese estilo.

P. ¿Lamenta marcharse ahora que el panorama se adivina divertido?

R. Estamos ante un nuevo momento con una fase de creatividad muy importante. Para un político como yo, que ahora se situará en segunda o tercera fila, le comporta una cierta nostalgia que intentaré compensar con recursos personales.

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