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Al menos 18 muertos en dos ataques contra comisarías en Irak

Un misil impacta en un avión civil de carga

Al menos 18 iraquíes murieron y 40 resultaron heridos ayer en ataques suicidas con coches bomba contra dos comisarías de la provincia de Diyala, al norte de Bagdad. En otra acción, un misil impactó por primera vez en un avión civil de transporte de DHL, que logró aterrizar en el aeropuerto de la capital sin víctimas. Por otra parte, EE UU planea mantener unos 100.000 soldados hasta 2006 en Irak, una cifra mucho mayor de lo previsto inicialmente.

Las fuerzas policiales iraquíes, con las que Estados Unidos busca un alivio a su esfuerzo en el mantenimiento de la seguridad, sufrieron ayer dos nuevos ataques. El primero de ellos se produjo cuando un viejo Cadillac, conducido por un suicida, se estrelló contra el muro de contención de la comisaría del pequeño pueblo de Han Beni Saad, a unos 65 kilómetros al noreste de la capital iraquí. La explosión causó la muerte de seis policías y tres civiles, incluida Tabarak Nasser, una niña de seis años que en ese momento estaba junto a la tienda que su padre -un ex capitán del disuelto Ejército iraquí- abrió hace pocas semanas. "Nasser estaba muy herido y ha salido de la tienda para recoger a su hija, que estaba tirada en el suelo, muerta", relató Omar al Abasi, propietario de uno de los 10 comercios destruidos por el estallido.

Veinte minutos más tarde, un suicida a bordo de un todoterreno causaba la muerte de cinco agentes y heridas a otras 25 personas al estrellarse contra la barrera de protección de la comisaría central de Baquba, a unos sesenta kilómetros al norte de Bagdad y capital de la provincia de Diyala, explicó el jefe local, coronel Sami Husein. La explosión abrió un cráter de unos cinco metros de profundidad frente al edificio de la policía y destruyó cerca de 20 vehículos. El gobernador de la provincia, Abdulá al Goaberey, recorrió las dos comisarias, que fueron atacadas pocos días después de que las fuerzas estadounidenses llevaran a cabo intensos bombardeos en varias zonas de Diyala.

Las fuerzas estadounidenses, que han denunciado en numerosas ocasiones la presencia de yihadistas (luchadores por la guerra santa) internacionales en Irak, han confirmado la detención de 307 extranjeros vinculados a la resistencia, desde el fin de las acciones principales el 1 de mayo pasado.

En un aumento de la escalada de los ataques, un avión civil de transporte fue blanco de un misil que impactó en un motor del ala izquierda, en la primera acción de este tipo que se registra, según indicaron fuentes militares. El aparato de la compañía alemana DHL se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en el aeropuerto internacional de Bagdad, sin que se produjeran víctimas. "Un avión de DHL que despegó esta mañana del aeropuerto de Bagdad fue alcanzado por un misil tierra-aire SAM-7", afirmó un responsable militar estadounidense.

La compañía aérea jordana Royal Wings ha decidido suspender sus vuelos a Bagdad por un plazo de tres días tras el ataque, informó un portavoz de la aerolínea. La aerolínea decidirá el próximo 25 de noviembre si cancela definitivamente sus conexiones con Bagdad, iniciados el pasado mes de agosto.

Por otra parte, el Pentágono planea mantener unos 100.000 soldados hasta 2006 en Irak, según informó ayer el periódico The New York Times. El número de tropas es mucho mayor al previsto inicialmente, lo que reflejaría las enormes dificultades existentes en la estabilización del país. Un esfuerzo militar de estas características provocaría una "verdadera sensación de dolor" por el estrés de una larga ocupación entre las fuerzas estadounidenses, afirmó un militar citado por el periódico. EE UU busca reducir el número de tropas de las 130.000 actuales a unas 105.000 a partir de mayo del próximo año, pero a partir de ahí, según han sugerido altos mandos militares, la cifra de soldados podría mantenerse estable hasta marzo de 2006, fecha de la última rotación prevista.

Un policía iraquí observa los destrozos tras la explosión de un coche bomba, ayer, en la ciudad de Baquba.
Un policía iraquí observa los destrozos tras la explosión de un coche bomba, ayer, en la ciudad de Baquba.REUTERS

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