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Una ley que pide más

En los 20 años de Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià, los progresos en la educación son mucho más significativos que en el uso

Ferran Bono

20 años después de la aprobación de la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià (LUEV), alrededor de 150.000 alumnos de Primaria, sobre todo, y Secundaria cursan sus estudios íntegramente en valenciano, lo que supone cerca de un 25% del total del alumnado. Lo dice Diego Gómez, profesor y presidente de la representativa Federació Escola Valenciana, que aglutina a una veintena de asociaciones y entidades comprometidas en el uso y promoción de la lengua autóctona. Y lo dice para respaldar la idea de que, si bien queda un gran trecho por recorrer, lleno de obstáculos, la implantación de la lengua autóctona en el sistema educativo es una realidad.

"No se ha avanzado todo lo que se querría, pero está claro que en la educación se ha hecho un gran esfuerzo en el proceso de alfabetización en nuestra lengua. Esa voluntad de los profesores y de los padres se pone de manifiesto, por ejemplo, en las Trobades que reúnen a decenas de miles de valencianos todos los años, desde 1986. En este sentido, somos optimistas", añade Gómez, quien de inmediato apunta en términos muy críticos hacia el otro lado de la balanza que da nombre a la ley: el uso. "No ha habido voluntad política", concluye.

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En este punto, hay coincidencia casi absoluta entre los agentes e instituciones implicadas en que el camino recorrido en estos 20 años para la implantación social de la lengua ha sido muy corto. Incluso una institución nacida de un pacto entre el PP y el PSPV, siempre moderada y política, como la Acadèmia Valenciana de la Llengua, ha reiterado la necesidad de potenciar y promover el uso social del valenciano. La mayoría lamenta el pobre, cuando no contraproducente, papel desempeñado por los medios de comunicación, especialmente por Canal 9, un pilar básico en cualquier proceso de normalización en la actual sociedad de la información.

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La ley aprobada en 1983 por socialistas y comunistas, con la abstención de los populares, tiene como objetivo conseguir la oficialidad del valenciano y su equiparación al castellano en todos los ámbitos sociales después de casi 300 años proscrito y perseguido. Su promulgación fue, por tanto, un hito histórico. Fue, además, una ley avanzada a su tiempo, según comentan los académicos y profesores de la Facultad de Filologia Manel Pérez Saldanya, director en funciones del Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana (IIFV), y Emili Casanova. Ambos elogian la redacción técnica de la norma, cuyo modelo fue la ley catalana, pero denuncian la falta de una voluntad clara en su aplicación, sobre todo el aspecto social. Casanova matiza que en los pueblos la normalización es mucho mayor, y objeta a la ley que no fijara un organismo sancionador, un ente normativo. También adolece de indefinición a la hora de explicar qué es el valenciano, apostilla Saldanya.

El conflicto lingüístico desatado por la Batalla de València marcó el proceder en estos puntos.

Saldanya y el también académico Antoni Ferrando, miembro del IIFV cuando asesoró en la redación del mapa lingüístico de la LUEV, se muestran muy críticos con el incumplimiento de la ley por parte de Canal 9. Además de los aspectos lingüísticos, hacen hicapié en que la televisión autonómica transmite un modelo de sociedad valenciana que no se corresponde con la realidad y que tiene consecuencias nefastas. También en este apartado, el sindicato STEPV incide en que la aplicación de la LUEV en los medios de comunicación de masas se ha hecho "de manera débil y, lo peor de todo, con reculadas"

Coinciden todos en subrayar como ejemplo de falta de voluntad las carencias de líneas en valenciano (sólo el 60% del profesorado está capacitado). CC OO califica de "abandono" la política de la Generalitat del valenciano en Secundaria al no haber catalogación suficiente de líneas en valenciano.

Se apuntan también nuevos retos para la lengua que no reciben la suficiente respuesta de la Administración y, posiblemente tampoco contempla la ley, dado que en 20 años la sociedad ha experimentado cambios vertiginosos que afectan a la lengua. Se trata de la gran inmigración y del uso generalizado de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet. La normalización del valenciano pasa ahora ineludiblemente por ser una lengua de integración y de comunicación. No debe limitarse a ser la lengua vehicular para algunos o una asignatura obligatoria para la mayoría del sistema educativo. Mientras el uso social no sea un hecho, la equiparación del valenciano con el castellano no dejará de ser una declaración de principios.

Ignasi Pla, en el centro, ayer, con los hacedores socialistas de la Llei d'Us i Ensenyament del Valenciá.
Ignasi Pla, en el centro, ayer, con los hacedores socialistas de la Llei d'Us i Ensenyament del Valenciá.CARLES FRANCESC

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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