El cierre de la brecha salarial se frena y, a este ritmo, no habrá igualdad retributiva en España hasta 2042
La diferencia salarial entre hombres y mujeres repunta en un año del 19% al 19,6%, según CC OO. El sindicato cree que el efecto de las subidas del SMI y de la reforma laboral se ha agotado y que hay que abordar un cambio radical en los cuidados
![Una trabajadora en un comercio, en agosto de 2023.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K252N7CJRRGJVNXA35EW7IAUUA.jpg?auth=9848eb415b8b79b6dace9850175d733afcc23bddcb91ed2ff2f0c53d526c1ce9&width=414)
![Emilio Sánchez Hidalgo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F095fe2ca-e348-4e49-8f6e-3443a855e02b.jpg?auth=671e77d85e2b18cb0727fa182e37ece0b6979144a82791d2f92d6b36ab03b1d0&width=100&height=100&smart=true)
Los trabajadores cobraron en 2023 un promedio de 29.615 euros anuales, casi 5.000 euros más que las trabajadoras, que ingresaron una media de 24.758 euros. Es una diferencia del 19,6%, superior a la registrada un año antes, del 19%. El dato empeora, como ha denunciado este jueves en rueda de prensa el sindicato CC OO, que ha elaborado un informe al respecto. “Calculamos que tardaremos más de dos décadas en cerrar brecha salarial, hasta 2042. Los indicios de estancamiento en los últimos años ponen en evidencia la necesidad de políticas específicas adicionales”, ha dicho Carolina Vidal, secretaria confederal de mujeres, igualdad y condiciones de trabajo de CC OO. El líder del sindicato, Unai Sordo, ha concretado esas medidas, entre las que ha destacado: “El elemento clave es el despliegue de una potente estrategia de cuidados en nuestro país”, dado que son las mujeres las que, para cuidar, asumen más tiempo parcial y más interrupciones en sus carreras laborales .
El informe de CC OO recoge una profunda reducción de la brecha salarial en los últimos años. Alcanzó un récord en 2014, del 31,4%, según los datos de la Encuesta de Población Activa y recogidos por el gabinete económico del sindicato. Cayó hasta un 25% en 2016, repuntó ligeramente hasta un 26,5% en 2018 y se desplomó con fuerza a partir de entonces. Ahí arrancó la senda de subida del salario mínimo de los últimos años, con un ascenso del 54% desde entonces, y en 2021 se aprobó la reforma laboral que ha hundido la temporalidad en el sector privado. En 2022 tocó suelo, con un 19%, pero en 2023 (último dato disponible), repuntó hasta el 19,6%.
La legislación prohíbe pagar menos a una persona por razón de género para la misma labor, pero ellas tienen más dificultades para ascender y para acceder a puestos mejor remunerados, suelen recibir un trato desigual en las empresas con los complementos salariales y, en general, desempeñan trabajos más precarios.
“La brecha ha ido descendiendo en los últimos años gracias a varias reformas, a políticas de igualdad que han nacido del diálogo social”, ha reivindicado Vidal, que a la vez ha advertido de un “estancamiento; la brecha ha dejado de estrecharse”. Sordo ha abundado en esta idea: “El efecto combinado de subir el salario mínimo y de la reforma laboral, que ha sido importante, se está agotando. No podemos resignarnos a tardar dos décadas para cerrar la brecha salarial”. Las mujeres son más en muchas actividades peor retribuidas y con más temporalidad, y de ahí que esos cambios les hayan beneficiado tanto.
Qué hacer para estrechar la brecha
El jefe de CC OO ha listado varias medidas que podrían adoptar los poderes públicos para que la brecha vuelva acelerar su caída. En primer lugar, ha pedido actuar sobre “los sesgos que se mantienen en las elecciones educativas en edades tempranas”, ya que sectores tan bien retribuidos como el tecnológico siguen poblados por hombres y los cuidados, con peores nóminas, por mujeres. “Necesitamos romper los viejos roles en distribución sectorial, políticas de orientación”.
También ha reclamando una reforma del tiempo parcial. “El aumento del empleo y de las horas trabajadas hace factible que se consoliden las horas complementarias como ordinarias”. Las horas complementarias son las que se hacen de más en el tiempo parcial. La idea es que sea una elemento de flexibilidad para el empleador, para situaciones de mayor demanda, pero Sordo denuncia que muy a menudo son “estructurales; en esos casos, se deberían consolidar como parte de la jornada ordinaria”. Además, ha pedido fomentar la conversión de contratos parciales a tiempo completo.
Igual que las mujeres sufren más paro, más temporalidad y peores salarios, sufren más parcialidad no deseada. Según los datos del INE, de los tres millones de trabajadores con jornada parcial, 2,2 millones son mujeres, teniendo en cuenta que hay más hombres que mujeres en el mercado laboral. Con el foco en quiénes están a jornada parcial y querrían echar más horas, el 70% son mujeres. Ha recordado que el hecho de dedicarse tanto a los cuidados también recorta el salario de las mujeres porque aspiran a menos ascensos y pluses por presencialidad.
Objetividad en los ascensos
Sordo también ha pedido que se persigan mejor las horas extra impagadas (lo que podría mejorar con el nuevo registro horario digital e interoperable que plantea Trabajo) y objetivar los criterios de promoción en las empresas (de manera que no dependen de aspectos informales, “que no se decida en las cañas después del trabajo que muchas mujeres no pueden tomar porque tienen que cuidar”). En este último punto ha subrayado el sesgo de clase que lo condiciona, dado que las personas con menos recursos económicos no se pueden permitir contratar los cuidados, y que ello se debe abordar empresa a empresa, mediante los planes de igualdad. Para la negociación y elaboración de los mismo ha reclamado más recursos públicos. “Es un trabajo ingente en todas las empresas de más de 50 trabajadores. Y si el poder pública demanda a los agentes sociales ejercer determinadas funciones, no vale con ponerlo en un papel”.
Pero el punto al que más importancia ha dado es la “incomparecencia los poderes públicos en los cuidados”, que acaban asumiendo principalmente las mujeres. “La feminización de los cuidados en el ámbito de la familia tiene que ver con la no ambición del Estado para asumir esa responsabilidad”, ha agregado.
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