_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Antisemitas

Franco sacó el delito del "antiespañol", sus glosistas lo justificaron como de obedientes a Moscú, a Estados Unidos, a las democracias decadentes y a los judíos; los "españoles" debían obedecer sólo a Alemania, Italia, Portugal, los satélites nazis y el Vaticano. Algo fue variando según la Guerra Mundial y la paz; antiespañol, hoy, es el antiamericano que no quiere la guerra en Irak: muchos odian la política de Bush y el patrioterismo y sus hechos criminales y aman Estados Unidos (yo). Antes, el senador McCarthy sacó el tema del antiamericanismo, lo instituyó y diezmó a toda la izquierda; con un daño cultural que no cesa. Ahora, Sharon ataca el antisemitismo para quienes lamentan su política de sangre en Palestina. No es menor canallada que las antecedentes. El antisemitismo es una realidad europea en la que España, seguramente, fue adelantada: nuestros crímenes contra los judíos son comparables a los de Hitler: la expulsión de pueblos enteros, las conversiones a la fuerza, las hogueras para quemar personas y cultura. España prefirió a los musulmanes, después de haberlos vencido y hecho víctimas también de razias: quizá por la incrustación de palabras, costumbres, técnicas árabes. O su religión no fue considerada "deicida", como la hebrea, que mató a Cristo. Duró hasta Franco, judío oculto pero más moro. Poco a poco las cosas fueron cambiando. El español se ha ido sintiendo más próximo al judío: tal vez por el crimen nazi, o por la gran cultura de los ateos judíos del siglo XX, y por la flojedad creciente de la religiosidad española. No es antisemita. Hay una situación muy crítica hacia Israel, Estado, principalmente teocrático, por su manera de destruir Palestina y de inducir a las guerras contra los árabes. Muchos judíos no fueron sionistas, o partidarios del regreso a la Tierra Prometida. Hoy la semántica feroz confunde antisionista con antisemita. No hay relación: aparte de la esotérica. Supongamos que el movimiento internacional y colonial para colocar un Estado occidental en Oriente, utilizando Sión, hubiera sido para devolver los judíos a Sefarad, España: hoy serían ustedes los palestinos.

Yo no sólo no soy antisemita, sino que soy pro: creo que la gran cultura del siglo XX y la técnica la han hecho ellos. He temido que estuvieran utilizados y mantenidos en guerra por el Reino Unido, por Estados Unidos; hoy no estoy seguro de que formen un todo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_