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Columna
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'Veig on anem'

Reencuentro a Susana Fortes escribiendo en el suplemento El Viajero, con afinidad literaria, sobre el Baix Ampurdà de Josep Pla. Con anterioridad había coincidido con ella en un par de ocasiones, en las que estaba acompañada por el periodista Miguel Ángel Villena, con ocasión del Festival de Cine de Peñíscola y en el restaurante L'Establiment de El Palmar, con motivo de una celebración familiar. Posteriormente por mediación de otro amigo común, Alfonso Alonso Barcón, marino mercante, y pontevedrés como ella, volvimos a tener un breve encuentro hablando de la catástrofe del Prestige y de las consecuencias para su tierra gallega de tamaño despropósito, que por estas fechas cumple un año. Pero fue a través de mi mujer, Amparo Lluch, como ya con anterioridad había tenido oportunidad de aproximarme a su obra, con la lectura del primer premio literario que le fue concedido en 1994. Conocerla personalmente me permitió tener más presentes, si cabe, su Querido Corto Maltés y las aventuras del héroe del comic por La Habana y Lisboa.

Pero fue más tarde con Las cenizas de la Bounty como, de la mano de Ricard Pérez Casado, ella tuvo oportunidad de acercarse a Mostar, lugar de la contienda, y a nosotros de aproximarnos a su inquieta visión del Sarajevo de la novela. Unos años después en Fronteras de arena, publicada en 2001, Susana Fortes se desenvuelve en el Tánger de 1935, nido de espías y traficantes que urden todo tipo de tramas, con la avidez de una pasión cinematográfica que la lleva por los caminos todavía inexplorados de esa joya del séptimo arte que es Casablanca. Pasión en la que reincidiría un año después con el cuaderno de cine titulado Adiós muñeca.

Con todas estos títulos, a los que cabe añadir Tiernos y traidores, Susana Fortes obtuvo el Premio Nuevos Narradores siendo finalista del Primavera o del Planeta en este mismo año, con la obra El amante albanés. En ella incorpora el componente legendario de un país del Este en el transcurrir apasionante de su relato. Todo ello con jurados compuestos por personalidades relevantes de la literatura universal como Alfredo Bryce Echenique, Eduardo Mendoza, Alejandro Gándara, Beatriz de Moura, Luis Mateo Díez, Ángel Basanta, o Ramón Pernas, entre otros.

También, como advertía al principio de estas líneas, colabora en suplementos culturales de periódicos, y en revistas de cine y literatura, como la Cartelera Turia, La voz de Galicia, o EL PAÍS. Como Licenciada en Historia reside en Valencia desde hace años, e imparte clases en un Instituto de Enseñanzas Medias, lo que en ocasiones ha sucedido con grandes autores de nuestra literatura.

Pero como antes también anticipaba, Susana Fortes nació en Pontevedra, y desde allá, su país natal, donde la isla de Ons cuida de la ría, se siente solidaria con sus gentes, y con otras gentes que sus libros y sus artículos alumbran. Así, como su paisana Rosalía de Castro advierte de la oscuridad de un porvenir difícil, que para muchos gallegos el Prestige hizo reencontrar bruscamente, al tropezarse con un pasado negro que creían ya olvidado definitivamente. Profetiza la poetisa gallega en el poema Negra sombra, recientemente musicado por Mª del Mar Bonet, "cuando pienso que te has ido negra sombra que me asombras, vuelves haciéndome mofa".

Otra poetisa, en esta ocasión valenciana, Matilde Lloria, hizo el camino inverso al de Susana Fortes, viajó desde Valencia a Galicia, utilizó sus dos lenguas autóctonas para expresar su amor por ambas culturas y manifestó la solidaridad con sus gentes, incluyendo en Altíssim regne el poema Veig on anem, "veig la negror del dany mullant l'agravi, veig el raig fent senyals; terra nadiua i terra estranya, veig afonar-se dins la sang; veig el delicte sense condemna i l'ofensa sense defensa; veig on anem".

Confiemos hoy, un año más tarde, que la tragedia inconmensurable que asoló, moral y económicamente tierras gallegas, como en otras lo hizo en tierras valencianas y siempre a las gentes de siempre, contribuya a su toma de conciencia, mejore sus condiciones de vida y no permitamos, nunca más, que vuelva a hacernos mofa.

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