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Los grupos del Consejo iraquí negocian la entrega de la soberanía por Washington

Los miembros de la mayoría chií piden elecciones mientras los kurdos reivindican su autonomía

Ángeles Espinosa

El objetivo está claro: alcanzar la soberanía. El calendario, también. Y, sin embargo, el camino para que Irak tenga un Gobierno propio para finales de junio de 2004 se presenta complicado. La promulgación de la ley que debe regular el periodo de transición afronta ahora el tira y afloja de las diversas comunidades que integran el país. Sus representantes en el Consejo de Gobierno empezaron ayer a discutir la letra pequeña del nuevo mapa de ruta recibido de EE UU, y ya han surgido los primeros obstáculos. Los chiíes expresan reservas sobre el mecanismo para elegir la Asamblea transitoria.

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"La decisión que alcanzamos ayer [por el sábado] satisface dos de nuestras aspiraciones: fija un calendario para acabar con la ocupación y alcanzar la soberanía, y establece la elección de una Asamblea transitoria", concede Adel Abdul Mahdi. "Sin embargo, en la ASRII [Asamblea Islámica para la Revolución Islámica en Irak] tenemos reservas sobre el mecanismo para designar a los miembros de esa Asamblea". Abdul Mahdi es el sustituto en el Consejo de Gobierno de Abdulaziz al Hakim, presidente de la ASRII y hermano del asesinado ayatolá Mohamed Báquer al Hakim.

La ASRII es uno de los principales partidos políticos chiíes, una comunidad que representa al menos el 60% de la población iraquí (entre 24 y 27 millones de habitantes, según las fuentes). Su eventual oposición al proceso iniciado este fin de semana supondría mucho más que uno de los 25 votos en el Consejo de Gobierno, dado el amplio seguimiento de que goza el grupo. Y, de hecho, ahí radica el problema. Sabedores de su peso numérico y convencidos del apoyo con el que cuentan, los religiosos chiíes siempre han defendido que debían celebrarse elecciones antes de nombrar Ejecutivo alguno.

"Las propuestas de la CPA [Autoridad Provisional de la Coalición] no garantizan una representación amplia de la sociedad iraquí", denuncia Abdul Mahdi en un receso de la reunión de ayer. Ésa es justamente la crítica que se viene haciendo, dentro y fuera de Irak, al Consejo de Gobierno. Pese a la distribución de los puestos entre las comunidades (13 chiíes, 5 árabes suníes, 5 kurdos suníes, 1 cristiano y 1 turcomano), nada garantiza la representatividad de los elegidos.

No es la única pega. Mahmud Othman, del Partido Socialista Kurdo, quiere que la transferencia de soberanía no sólo esté supervisada por la CPA. "Durante la reunión de ayer con [el administrador norteamericano Paulr pedí que se implique también a la ONU, porque eso le daría mayor legalidad y nadie podría acusarnos de actuar de la mano de Estados Unidos. Mi propuesta no fue aprobada, pero seguimos debatiendo". Othman considera que el Consejo tiene que esforzarse para ganar la credibilidad de los iraquíes. La clave ahí es la seguridad.

"Tenemos que lograr que la CPA nos transfiera la seguridad dentro de las ciudades y relativa a los iraquíes, porque si las tropas de EE UU permanecen en las calles, nadie se tomará en serio las elecciones o cualquier proceso político", defiende este miembro del Consejo. "No pueden patrullar nuestras ciudades cuando además no tienen éxito", concluye. La versión oficial dice que "el nuevo Gobierno negociará con EE UU la salida de sus fuerzas o un nuevo acuerdo si se requiere su presencia".

"Nos hemos puesto de acuerdo en los principios, pero no en los detalles", explica Abdul Mahdi, "ahora tenemos que ponernos de acuerdo entre nosotros, primero, y con la CPA, después". Muchos temen que sea el principio de interminables discusiones, como ya sucediera con el debate para elegir la Asamblea Constituyente, cuya lentitud impacientó a EE UU y precipitó el cambio de proyecto político. El representante de la ASRII asegura que no existe ese riesgo.

Para la ASRII, y la mayoría de los miembros le respaldan en este punto, lo mejor sería celebrar elecciones directas, y si esto no es posible, al menos algún tipo de elección. "Se trata de que la gente no sienta que se le imponen candidatos por los ocupantes o por los partidos", declara Abdul Mahdi.

Las minorías temen que la representatividad numérica pueda arrebatarles sus derechos. En el caso de los suníes, que durante décadas han detentado el poder, ven el avance chií como una apisonadora. Los kurdos insisten en que se respete la autonomía lograda en tres de las provincias kurdas tras la guerra del Golfo. Vetarán cualquier propuesta que ponga en peligro esa semiindependencia.

En cuanto a los chiíes, lo mínimo que aceptarían sería la participación en la elección de la Asamblea de lo que llaman "fuerzas reales", instituciones y partidos políticos reconocidos dentro y fuera del país, frente a la idea defendida por Bremer y difundida por la CPA de que sean "los líderes locales y regionales" quienes decidan. El comunicado difundido por el Consejo de Gobierno fue muy cuidadoso en establecer que "los procedimientos para elegir a los miembros de la Asamblea transitoria" deben establecerse en la ley de transición. Ahora hay que redactar esa ley.

Restos de uno de los helicópteros abatidos el sábado en Mosul.
Restos de uno de los helicópteros abatidos el sábado en Mosul.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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