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Crítica:LOS LIBROS DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Visiones del mundo del ADN

Cuando dentro de décadas, quién sabe si incluso siglos, los historiadores vuelvan sus miradas hacia los años que van de finales del siglo XX a comienzos del XXI, es difícil imaginar que no seleccionen como uno de los objetos de su atención los hechos y personajes que propiciaron que la humanidad entrase en una nueva era en todo aquello relacionado con el conocimiento de los procesos que conforman eso que llamamos vida. Y entre esos hechos y personajes sin duda figurarán el desentrañamiento de los mecanismos de la herencia y el Proyecto Genoma Humano (PGH), establecido para determinar la secuencia de nucleótidos que forman el material genético de nuestra especie (el ácido desoxirribonucleico, ADN), así como James Watson y John Sulston, protagonistas todos ellos de los dos libros que acaban de aparecer traducidos al español.

ADN, EL SECRETO DE LA VIDA

James D. Watson con Andrew Berry

Traducción de Irene Cifuentes

y Teresa Carretero

Taurus. Madrid, 2003

474 páginas. 31,90

EL HILO COMÚN DE LA HUMANIDAD

John Sulston y Georgina Ferry

Traducción de José Antonio Padilla Villate

Siglo XXI de España Editores Madrid, 2003

301 páginas. 23 euros

Más información
Juicios cruzados

Aunque comparten algunos temas, ambos libros son muy diferentes. En cuanto a ofrecer un conjunto de conocimientos que ayuden a los lectores a no sentirse indefensos ante el mundo biológico-molecular que desde hace tiempo nos inunda, tanto en lo que a noticias en los medios de comunicación se refiere como en lo relativo a esperanzas de un futuro biológico-sanitario mejor, no hay duda de que el libro de Watson, que Andrew Berry ha puesto negro sobre blanco, es mucho más completo que el de Sulston (escrito también en colaboración con Georgina Ferry). De hecho, el texto de Watson, de fama inmortal por ser uno de los descubridores de la estructura del ADN, representa una aportación extraordinaria a una ya muy voluminosa bibliografía. No conozco ningún texto que trate con tanta claridad y rigor tantos apartados del mundo del ADN, desde los comienzos de la genética como ciencia hasta la relevancia de nuestros conocimientos biológico-moleculares para la sempiterna discusión sobre la importancia de la herencia frente al medio en el que nos desarrollamos como seres vivos, pasando por otros como cuáles son las técnicas básicas para estudiar el código genético, las relaciones existentes entre la ciencia del ADN y la industria farmacéutica, o cómo se pueden utilizar los conocimientos biomoleculares para el análisis de las huellas genéticas y para desentrañar la historia de nuestra especie. ADN, el secreto de la vida constituye, en definitiva, una magnífica guía para introducirse en el mundo científico, tecnológico, social y político que han propiciado y continuarán propiciando los descubrimientos que legiones de investigadores llevan a cabo en el ámbito de la biología molecular. Es un texto, me siento tentado a añadir, que debería ser de lectura obligatoria al menos para todos aquellos con alguna responsabilidad en la educación de nuestros jóvenes, al igual que para quienes las poseen en el ámbito de la política o la cultura.

Y si de ciencia, industria y política

hablamos, el libro de Sulston y Ferry, El hilo común de la humanidad, es especialmente recomendable, ya que ofrece una visión de primera mano del establecimiento y desarrollo del PGH, la de John Sulston, responsable de la parte británica del mismo (Watson fue, no es ocioso recordarlo aquí, el primer director de todo el proyecto). Una visión de primera mano al igual que sincera y cruda, en la que se presta especial atención a las relaciones entre el PGH, financiado con fondos públicos, y su antagonista privado, el liderado por Craig Venter y asumido por la compañía Celera Genomics. La postura de Sulston, que fue uno de los galardonados con el Premio Nobel de Medicina en 2002, es clara: el conocimiento de la estructura del genoma humano debe ser un bien público, no patentable, y por ello era imprescindible lograr que el proyecto privado no se impusiese, un proyecto privado al que Sulston acusa de comportamientos bastante tramposos. La visión del PGH que obtenemos a través de este libro no se corresponde, ciertamente, con la idílica de la ciencia que sostienen tantas obras e individuos, sino la de una empresa en la que se encuentran muy diversos tipos de intereses, lo que induce en ocasiones a comportamientos más que dudosos (recuerda en cierto sentido al célebre La doble hélice del propio Watson). Así, y con respecto al anuncio que Bill Clinton y Tony Blair realizaron el 26 de junio de 2000 acerca de la finalización del borrador del genoma humano, Sulston y Ferry escriben: "No estaba claro si el Proyecto Genoma Humano había realmente alcanzado entonces el mágico 90%, y los datos de Celera eran invisibles, aunque se sabía que no eran muchos, de modo que, en realidad, nadie estaba listo para hacer la declaración; pero era políticamente inexcusable. Juntamos todo lo que teníamos, lo resumimos muy bien, y dijimos que estaba hecho. Nos vimos empujados a hacer exactamente lo que Celera ha hecho siempre, que es ensalzar los resultados y ver cómo salen informes que dicen que está todo hecho. Sí, ¡no éramos más que un atajo de farsantes! Pero nos vimos atrapados por la política de Washington". Fascinante al igual que estremecedor, ¿no?

Ribosoma en el momento en que produce una proteína, imagen generada por ordenador, tomada del libro 'ADN'.
Ribosoma en el momento en que produce una proteína, imagen generada por ordenador, tomada del libro 'ADN'.

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