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Reportaje:

Una guerra sin soterrar

El proyecto del metro para Málaga enfrenta abiertamente a la Junta con el Ayuntamiento

La obra pública de mayor envergadura de la historia de Málaga ha acabado convirtiéndose en un conflicto político de primer orden entre el Ayuntamiento, donde gobierna el PP con mayoría, y la Junta de Andalucía (PSOE y PA). También está provocando tensiones entre los dos máximos responsables: el alcalde Francisco de la Torre (PP) y la consejera Concepción Gutiérrez (PSOE) .

"La Junta no ha sido nada leal. Si no ha habido consenso es porque no se ha querido. El consultor que han contratado es la primera vez que hace un metro. No nos han dado ni un plano, los hemos tenido que recoger como cualquier empresa que quiera presentarse al concurso. El proyecto está ahora en un camino autonómico, pero después la Gerencia de Urbanismo tiene que verlo y no tiene sentido que entonces haya trabas. No estoy tenso, estoy indignado". Son algunas de las palabras de De la Torre esta semana.

La consejera de Obras Públicas, Concepción Gutiérrez, contestó: "El problema es que el alcalde no quiere darse cuenta de que éste es un proyecto de la Junta en el que colabora el Ayuntamiento. No es un proyecto municipal, sino regional. Parece que no se cree que Málaga sea la capital de la Costa del Sol. Aquí no se trata de resolver el problema de la empresa municipal de transportes de Málaga, que tiene la tercera parte de viajeros que la de Sevilla; estamos intentando conectar la costa oriental y la occidental. Hemos aceptado soterrar el metro, con un coste añadido de 100 millones de euros, hemos cambiado algún trazado porque nos lo pidieron para conectar con las estaciones de ferrocarril y autobuses y ahora hacen una propuesta de intercambiadores en el centro, que supone que quienes vengan de fuera tengan que entrar con su coche en la ciudad. No necesitamos licencia municipal para hacer la obra; el alcalde no se ha leído el BOJA, la Ley de Transporte Metropolitano nos exime".

El último desencuentro fue el pasado jueves a las 12.20. La consejera de Obras Públicas llamó al alcalde para comunicarle que no acudiría el próximo 19 de noviembre a la jornada sobre el metro que ha organizado el municipio.

La Carretera de Cádiz es el escenario de otra batalla de esta disputa. El alcalde repite una y otra vez que, "cuando se abrió la calle Cuarteles hace años para las obras del ferrocarril de la costa, se hundieron todos los negocios de la zona". "Le hablé del problema que puede significar levantar toda la carretera de Cádiz durante tres años, que puede bloquear la zona y hundir todos los negocios, pero ella no quería entrar en el fondo de la cuestión. Yo le planteé las ventajas de hacer este tramo con tuneladoras y algo muy simple: que los licitadores lo estudien y que hagan propuestas", dijo De la Torre.

"Me hablaba como si fuera un técnico", puntualizó Gutiérrez. La consejera recordó que "saldrá a concurso un estudio sobre la estabilidad de los edificios y explicará a cada vecino las consecuencias de las obras; hay que saber cómo afectaría una obra con tuneladora a unos edificios tan altos y con la calidad de construcción de los años sesenta y setenta".

La cuestión sobre a qué profundidad hacer el metro ha sido el gran caballo de batalla entre ambas partes. Inicialmente la Junta quería un metro de superficie, que es según los estudios el más atractivo para los usuarios. La consejera pensaba en un modelo que conoce bien: el de Estrasburgo (Francia). El alcalde pidió que fuera soterrado en su totalidad. En octubre de 2002 la Junta aceptó que se soterrara el 74% de los 11,81 kilómetros de las dos primeras líneas, pero quiere hacerlo a la mínima profundidad posible. En algún caso (como en la Carretera de Cádiz) levantando calles a flor de tierra y realizando el túnel con pantallas.

El Ayuntamiento pretende construirlo en todos los tramos con tuneladoras, en ocasiones a profundidades equivalentes a edificios de siete plantas, para evitar el impacto sobre el tráfico y la red de infraestructuras de la ciudad. "Es más caro, pero tiene un gran beneficio para los ciudadanos que no padecerán los estragos de las obras", dicen los responsables municipales.

"De todas maneras tenemos que abrir un agujero en una superficie equivalente a un campo de fútbol cada 400 metros para construir un estación y, además, si nos vamos a mucha profundidad será un 30% más caro y habrá un 50% menos de viajeros", dicen en la Junta.

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