El derecho a una vejez digna
En Barcelona, 332.000 personas tienen más de 65 años, el 22% de la población. Por cada 100 niños y niñas (de entre 0 y 14 años) viven 175 personas mayores, el 47% con más de 75 años. Por un lado, una parte relevante de estas personas gozan de buena salud, participan en redes de relaciones sociales y presentan niveles de formación medios y altos. Constituyen por ello un gran activo de participación en la transformación constante de Barcelona. Por otro lado, crecen los indicadores de riesgo y vulnerabilidad: en Barcelona, el 30% de las personas mayores presenta dificultades para realizar actividades de la vida diaria, una de cada tres mujeres mayores dispone de menos de 360 euros al mes y 50.000 personas de más de 75 años viven solas.
Estas pinceladas nos aportan ya los elementos clave de una realidad definida hoy por tres notas predominantes. En primer lugar, las personas mayores conforman en Barcelona un sector complejo y heterogéneo. Los rasgos de diversidad interna de todo tipo predominan sobre la simplicidad de algunos clichés que siguen viendo en la gente mayor a unas personas pasivas, aunque bien cuidadas en el seno de la familia tradicional. En segundo lugar, esa familia tradicional, donde las mujeres cargan con el cuidado de niños y ancianos, ha perdido peso relativo. La realidad cotidiana de muchas personas mayores ya no encuentra anclaje en las coordenadas del modelo familiar patriarcal. Por último, los servicios públicos de atención a la vejez y las nuevas redes asociativas no cubren el conjunto de necesidades emergentes, aparecen pues nuevas pautas de riesgo ante procesos de exclusión social de la vejez.
Queremos afrontar esta nueva realidad desde un espacio de valores donde poner en contacto las ideas-fuerza de igualdad social, autonomía personal y reconocimiento de las diferencias en el ámbito de las personas mayores. El compromiso con la igualdad nos conduce a apostar por la universalización de los servicios de atención a la vejez y por la garantía de unos ingresos dignos como derecho de ciudadanía. El reto de la autonomía nos lleva a apostar por el fortalecimiento de las redes vecinales y comunitarias, y de los servicios de atención domiciliaria. La diversidad nos compromete a diseñar políticas que incorporen
en pie de igualdad todas las identidades, pautas culturales u orientaciones sexuales de las personas mayores, sin ningún tipo de discriminación.
En Barcelona, todo lo anterior se traduce en un amplio abanico de actividades, servicios y equipamientos -a veces poco conocidos- impulsados desde el Ayuntamiento en relación con otras administraciones y el tejido social. Muy en síntesis: durante el último año se ha llevado a cabo en Barcelona un ambicioso programa de participación social de las personas mayores, se han ofrecido casi 3.000 plazas en actividades de promoción lúdico-cultural, los centros de servicios sociales han atendido a 17.000 personas mayores, los servicios de atención domiciliaria y teleasistencia han llegado a más de 6.000 hogares y se ha puesto en marcha un programa ejemplar de viviendas adaptadas.
Pero todo ello no es aún suficiente. Debemos redoblar nuestros compromisos con las personas mayores en el horizonte de una Barcelona más solidaria y participativa. De entre los múltiples retos que se deben afrontar, cabe destacar los objetivos prioritarios para los próximos años. Por una parte, profundizar en los procesos de participación y protagonismo activo de las personas mayores, en marcos de acción intergeneracionales y comunitarios. Por otra, universalizar los servicios de atención domiciliaria. Por último, avanzar de forma decidida en la red de equipamientos públicos de proximidad (residencias, centros de día y viviendas con servicios), exigiendo al nuevo Gobierno de la Generalitat la inmediata creación del Consorcio de Servicios Sociales. La calidad social y democrática de Barcelona se medirá en los próximos años, en buena parte, según el grado de cumplimiento de los retos anteriores. Pondremos en ello todo nuestro empeño y sensibilidad.
Ricard Gomà es concejal de Bienestar Social de Barcelona (ICV-EUiA).
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